martes, agosto 07, 2007

El debate de las patentes farmaceuticas

martes 7 de agosto de 2007
El debate de las patentes farmacéuticas
UN tribunal de un estado de la India, en instancia previa al Tribunal Supremo federal, ha desestimado una demanda de la farmacéutica Novartis que reclamaba su derecho de patente sobre un medicamento anticanceroso. La demanda tiene relevancia adicional, ya que cuestiona la nueva legislación india que, reconociendo los derechos de patente (tenía que hacerlo en el marco de las reglas de la Organización Mundial del Comercio), los limita a lo que denomina «innovaciones auténticas».
En la India se ha desarrollado una potente industria farmacéutica de genéricos (la cuarta del mundo, con buen estándar de calidad) con destino a su propio mercado, tan gigantesco como necesitado, y al de otros países que diversifican el aprovisionamiento buscando menores costes y, de paso, una ruptura del actual modelo de patentes en el que se basa la industria farmacéutica.
Aunque aparezca como un pleito menor, se trata de un caso relevante que ha movilizado a la industria farmacéutica mundial, a los gobiernos que apoyan o impugnan la actual situación y también a organizaciones humanitarias como Intermon Oxfam o Médicos sin Fronteras, que defienden una inmediata y asequible difusión de los nuevos medicamentos, aunque no quieren debilitar la investigación y el descubrimiento de nuevos fármacos. Ese es el núcleo central del problema: mantener e incrementar la inversión e investigación farmacéutica, pero que ello sea compatible con una inmediata difusión de los nuevos fármacos a precios accesibles, incluso para los más pobres.
La industria farmacéutica reitera que sin un claro derecho de patente que defienda la propiedad de los descubrimientos y la remuneración compensatoria de los mismos (también para financiar las investigaciones no exitosas) no es posible garantizar que la investigación siga avanzado en la lucha contra la enfermedad, como lo ha hecho a lo largo de las últimas décadas.
La industria ha tomado algunas iniciativas para ampliar la difusión de los nuevos fármacos, en especial los referidos al sida, a precios asequibles, pero no han sido suficientes para satisfacer las demandas de algunos gobiernos y de muchas organizaciones de cooperación. Es difícil explicar y compartir que por un problema de precios los medicamentos más eficaces no se pongan a disposición de quienes los necesitan, máxime cuando el coste de fabricarlos es irrisorio. Pero también es comprensible que sin una garantía inteligente del derecho de patente se corre el riesgo de que no avance la investigación en una rama que requiere enormes inversiones y una decidida voluntad para asumir riesgos a la hora de abordar iniciativas que concluyan en éxitos tangibles.
El divorcio de la gran industria y los gobiernos de los países más poblados y con enfermos necesitados de ayuda médica no favorecerá ni a los unos ni a los otros. Este es un campo en el que la cooperación internacional multilateral tiene grandes oportunidades y la opinión pública mundial apreciará mucho que emerjan fórmulas de colaboración que respeten e integren las aspiraciones de todos los implicados.

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