viernes, agosto 17, 2007

El chucho del enemigo

viernes 17 de agosto de 2007
El chucho del enemigo
Hay que localizar al perro. Esto no puede quedar así. Hay que dar con ese chucho hostil, agente doble, o triple, o cuádruple al servicio del enemigo simple o duplo o múltiple. Hay que localizar al perro y a su dueño o dueña. Ese can aguafiestas, y nunca mejor dicho, que hace unos días se negó en público, con cámaras televisivas y fotógrafos presentes, a beber de las botellas «Acuamed» recién salidas de una de las desalinizadoras de la ministra Narbona.
¡Ay ministra, qué destrozo! Ella que llegó a Guardamar, de Alicante, para difundir las bondades del líquido, y le chafa la fiesta un chucho. También es mala suerte. El perro decía que nones, que no le iba el invento. Cuatro años para sacar agua en botella baja en sal -suena como el jamón de york de régimen- y llega el can y lo tuerce. El can y unos cuantos homínidos, por cierto, a los que el sabor de la rica «Acuamed» no les convence. Se ve que del cero-cero al bajo-en-sal hay un trocillo.
Lo del agua empieza a ser un tormento, a falta de que en la Expo de Zaragoza, el próximo año, sea una fiesta. Fiesta, qué fantástica-fantástica la fiesta, qué fantástico-fantástico el amor... Sólo falta que el estribillo de marras se aplique al líquido elemento. Porque aquí, se dirá Narbona, lo que falta es amor. Y con ella, se lo dirá el Gobierno al pleno. Aquí lo que falta es amor y recuperar las buenas formas. Y si hay que beber agua desalada, pues se bebe. Y el perro, ni rechistar. Después de tanto esfuerzo, después de tanto desvelo.
Amor, amor, que no falte. Que contigo, siempre se dijo, contigo pan y cebolla. Y ahora que si el pan está duro, que si engorda, que si mejor no pasarse y que si la cebolla, luego, hace que huela el aliento. Que es que todo son pegas, oiga, y así no se puede gobernar. Zapatero trajo amor y aquí nadie le hace aprecio.
Y «Acuamed» está llena de corazoncitos, de rosa carmín, y tampoco apetece. Que es que son ganas de fastidiar. Nada ministra, no desespere. Si hace falta, se hace un «Woodstock» en Moncloa; y a los consejos de ministros, todos con flores silvestres, love-love-love y campero desmelene.

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