jueves, agosto 09, 2007

Dario Valcarcel, Reino Unido busca su lugar

jueves 9 de agosto de 2007
Reino Unido busca su lugar

POR DARÍO VALCÁRCEL
PUEDE parecer un episodio menor y no lo es. John Bolton, cabeza neoconservadora americana, publicaba el 1 de agosto, en el «Financial Times», un artículo provocador. No era un buen artículo. Todo resultaba demasiado evidente. Advertía al nuevo primer ministro británico, Gordon Brown, ante su primera entrevista con el presidente Bush. A sensu contrario, la respuesta de Brown no ha tardado en llegar: Londres reclama a Washington cinco presos británicos, abusivamente encarcelados en Guantánamo.
Bolton ve a la clase política británica alejarse de Estados Unidos, aproximarse a la Unión Europea. Pero ésta es una imagen reductora, impropia de un diplomático profesional: ustedes, los británicos, venía a decir Bolton, deben elegir entre Europa y América. Bolton, embajador en las Naciones Unidas hasta noviembre de 2006, fue destituido por Bush al perder las elecciones de medio término. En los últimos meses, Bolton ha defendido la acción militar contra Irán. Lo ha hecho con una seguridad y una falta de argumentos sorprendente. Cree que su opinión cuenta, lo que no es seguro. Explica a los británicos lo que deben hacer. No es conveniente, en general, dar consejos no pedidos. Menos aún a ciudadanos insulares, de larga experiencia, inclinados a la ironía. Bolton advierte: la Unión Europea prepara una política exterior común, también una política de seguridad. Tendrá pronto un ministro de Relaciones Exteriores e intentará condicionar la política de los dos miembros permanentes que Europa mantiene en el Consejo de Seguridad, Reino Unido y Francia. Si los británicos conservan su soberanía, habrán de demostrarlo. No vamos a confiar siempre en ustedes. Si no aceptan, no seguirán compartiendo información con los servicios de inteligencia americanos. Ese tono, en el que arrogancia e ignorancia van de la mano, ha dañado progresivamente la imagen de Estados Unidos en estos siete años. América saldrá, Deo volente, de su aislamiento actual: elegirá una nueva presidencia en noviembre de 2008.
Al día siguiente, varios lectores replicaban a Bolton, tan patrocinador: Patronising es el gerundio referido al que protege sin necesidad, al matón que guarda a alguien de ser atacado y explica al mismo tiempo lo obvio. ¿Por qué nos amenaza? ¿Por qué nos explica en su adolescente artículo, a nosotros, británicos, la dirección a tomar? ¿Acaso somos menores de edad? Desde 1945 Estados Unidos ha buscado, contra lo que Bolton cree, una Europa fuerte e independiente, capaz de hacer frente, con América, a las amenazas emergentes. La búsqueda de aliados dóciles ha llevado a Estados Unidos, recuerda un lector, Michael J. Williams, director del Instituto de Defensa y Seguridad británico, al peor cenagal de la política exterior americana a lo largo de su historia. Tony Blair, tan brillante en otros campos, ha sido un aliado blando, un encajador de desplantes de Bush (Yo, Blair...). Demasiado para la dignidad británica.
La Unión Europea no llegará a ser un superestado: pero será un gran actor internacional, cuyo contenido y perfil ignoramos hoy. La UE necesitará una buena relación con Estados Unidos, pero necesitará ante todo disponer de una independencia real. Pedir a los británicos que opten entre América y Europa es demasiado simple. Sospecho que el señor Bolton, escribe otro lector, espera una gran corriente británica en apoyo de sus convicciones sobre la vida y el universo. Para ello hará bien en aguardar hasta el día del juicio final...
Los europeos han avanzado en medio de la dificultad. Su proyecto no sobrevivirá sin la favorable neutralidad americana. Pero tampoco América podrá vivir sin Europa. En los próximos siglos, sólo unos cuantos siglos, será necesario aceptar la historia, el compartido destino. Los occidentales han de enfrentarse, escribe William Pfaff, analista norteamericano, a cuatro problemas de largo plazo: el calentamiento del planeta, el terrorismo global, la metalización de la política norteamericana y la creación de un nuevo pacto entre Europa y Estados Unidos. Gran Bretaña no es un actor central en la Unión Europea: pero sería difícil de sustituir. La Unión ha de levantarse por encima de las amenazas. Gordon Brown es un escocés poco aficionado a perder el tiempo, buen conocedor de la carpeta comunitaria. Desde 1945, todos los presidentes norteamericanos, desde Roosevelt a Clinton, han preferido una Europa fuerte y unida. Ninguno facilitaría el desarrollo de un rival militar, pero todos optarían siempre por la Unión frente a los reinos de taifas. Esa línea se quebró con el actual presidente y su viaje, tan divisor e insidioso, al archipiélago portugués. La ignorancia y la temeridad fructifican a veces. Gran Bretaña, sin embargo, sabe buscar su camino, ella sola.

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