domingo, agosto 19, 2007

Crisis de indentidad en el PSC

lunes 20 de agosto de 2007
Crisis de identidad en el PSC
OCHO años de espera para desplazar al Partido Popular del poder no parecen suficiente motivo para mantener en calma las aguas socialistas, inquietas, a pesar de los sondeos de intención de voto, como consecuencia de la derrota en las elecciones locales y autonómicas del 27-M y de la proximidad de las generales de 2008. El balance de Rodríguez Zapatero como secretario general del PSOE tiene sus números rojos en algunas organizaciones regionales de su partido muy importantes para la suma final de escaños. Como Madrid, por ejemplo, donde los socialistas están convalecientes de una crisis que tuvo su causa en la gestión directa del presidente del Gobierno en las designaciones de candidatos fracasados e impuestos al margen de la dirección local. La situación en Navarra habla por sí sola, como ejemplo de la ligereza con la que el PSOE asume sus responsabilidades políticas y, por supuesto, los costes políticos que conlleva ser un partido sin criterio, que no sabe o no puede elegir su opción en una disyuntiva tan sencilla como la que enfrentaba un proyecto foralista con un proyecto nacionalista. En el País Vasco, los socialistas arrancaron la legislatura como paladines del cambio y han acabado como comodines de la expansión nacionalista, que ha alcanzado niveles que parecían olvidados al concentrar el PNV los gobiernos de la Comunidad y de los tres Territorios Históricos.
Cataluña es el último escenario de esta cadena de desestabilizaciones que sufre el socialismo español, que parece no saber si, según el lugar, es socialista, nacionalista o confederalista. Como informa hoy ABC, el bloque «maragallista» del Partido de los Socialistas de Cataluña pretende recuperarse del «montillazo» aplicado por Rodríguez Zapatero para defenestrar a Pasqual Maragall, proponiendo una serie de medidas que reafirmen al partido frente a la dirección central del PSOE. Más que una diferencia de ideología, los seguidores del anterior presidente de la Generalitat representan una visión propia del papel del socialismo catalán en el seno del socialismo español, en la que se enmarcaría la constitución de un grupo propio en el Congreso de los Diputados, planteada por esta corriente del PSC, que contaría por anticipado con cerca de una veintena de parlamentarios. El seguidismo practicado por el tripartito al PSOE en la defensa de la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, pese a su evidente y personal responsabilidad política por el caos de infraestructuras en Cataluña, ha pesado decisivamente en la apuesta por segregar a los parlamentarios socialistas del Congreso e integrarlos en un grupo propio.
A mayor abundamiento, el descenso electoral de los socialistas en las últimas autonómicas y las consecuencias de la pésima gestión de las crisis de infraestructuras y servicios pueden ser aprovechados por Convergencia i Unió para alcanzar su objetivo de ser decisivo en la conformación del próximo Gobierno central. Está claro que los nacionalistas de CiU han aprendido la lección de estos años, no se fían de Zapatero y quieren dejar a Montilla y su tripartito a solas con los apagones, los atascos en las autopistas y los problemas de los trenes de cercanías. CiU ha pagado su apoyo al PSOE en el Estatuto con otros cuatro años de oposición, con disensiones internas y, sobre todo, con una imagen de aliado «fácil». Las recientes declaraciones tanto de Duran i Lleida como de Artur Mas criticando al tripartito, reivindicando las inversiones en Cataluña por el pacto PP-CiU de 1996 y cancelando el repudio ante notario de cualquier acuerdo con los populares, demuestran que la coalición nacionalista ha abierto una nueva etapa, que tendrá una expresión definitiva en la enmienda a la totalidad que presentarán al proyecto de presupuestos generales del Estado para 2008. Zapatero se ha volcado con promesas de dinero y compromisos políticos hacia Cataluña porque los socialistas empiezan a temer que un descenso del respaldo electoral en esta comunidad arriesgue su victoria en las próximas elecciones generales, cuyo resultado puede dirimirse por un puñado de escaños.

No hay comentarios: