Contradicciones de un Gobierno laico

jueves 23 de agosto de 2007
Contradicciones de un Gobierno laico
Se oye que Jimmy Carter, el que fuera presidente de Estados Unidos, tiene interés en actuar de mediador entre el Gobierno de España y ETA. Y se oye también, sobre todo en Madrid, que puede haber elecciones generales para finales de octubre de este mismo año. Que un ex presidente americano se muestre partidario de la negociación política con terroristas establece un interesante punto de convergencia ideológica con nuestro presidente ZP, así que quizás es que sí, que cuando el río suena, agua lleva. Y si es ZP el que se vuelve a presentar para liderarnos, votarle supone decir que sí a su pensamiento y a sus obras, que estamos de acuerdo con que el fin justifica los medios como forma general de hacer política, que estamos de acuerdo con que se nos diga una cosa mientras se hace otra con intención de orientar nuestras decisiones hacia el apoyo al Gobierno, que actúa como si estuviéramos de acuerdo con que los terroristas tienen sus razones de justicia y sus propias y legítimas aspiraciones, así como que ellos también tienen derecho a pensar que el fin justifica los medios y a actuar en consecuencia.
Es decir, votar a ZP es votar una continuidad política que está marcada por el «proceso de paz». Por tanto, cuando se reinicie el proceso, tras las elecciones, todos los terroristas sin delitos de sangre, atrapados en la actual tregua (del proceso) gracias a la eficacia del Gobierno serán moneda de intercambio: paz por presos... y por otras cosas. Este proceso de paz en tregua parece un capítulo más del propio proceso. Cuando nos llamen a las urnas decidiremos si cerramos la novela o dejamos a ZP que le dé un «final feliz»