lunes, agosto 20, 2007

Comienza la batalla de los democratas

martes 21 de agosto de 2007
Comienza la batalla de los demócratas
EL oficio de presidente de un país debe incluir unas dosis mínimas de realismo. Cuando se trata del presidente de Estados Unidos, esa necesidad es, si cabe, más aguda. El primer escarceo del debate por la candidatura del Partido Demócrata ha sido ya bastante esclarecedor sobre la capacidad de análisis de unos y otros. Está visto que la guerra de Irak va a ser el centro de la campaña electoral y ya se sabía que sería un terrible lastre para los republicanos. Lo que no había pensado nadie es que sería precisamente a causa de este espinoso asunto que se descubriría la vacuidad de los argumentos de ciertos candidatos demócratas.
Cuando un aspirante a la Casa Blanca como Barack Obama empieza diciendo que se quiere reunir sin condiciones con toda la legión de presidentes y dictadores que han hecho de la hostilidad hacia EE.UU. el corazón de su política, a primera vista no parece razonable. El argumento de que eso demostraría fortaleza ya empieza a ser más preocupante, porque más bien parece todo lo contrario: aceptar como un hecho consumado que ciertos dirigentes como los de Siria, Irán o Corea del Norte se conviertan en personalidades frecuentables no parece sensato ni ayuda mucho a que tenga efecto la política de firmeza que sostiene la actual Administración.
Pero la guinda de la propuesta programática del aspirante demócrata es la proposición de bombardear Paquistán -una potencia nuclear, nada menos- para perseguir las bases de Al Qaida, que supuestamente el régimen del General Musharaf no es capaz de aniquilar, y parecer así enérgico y patriótico en la persecución de los autores intelectuales de los atentados del 11-S. Sumada una propuesta, la de reunirse con los enemigos, con la segunda, de atacar a un aliado (inquietante y de doble filo, pero formalmente aliado), el resultado es sencillamente apabullante.
Los demócratas ganaron las elecciones legislativas el año pasado porque, aunque la percepción de la evolución de la guerra de Irak es extremadamente mala en la sociedad norteamericana, los principales líderes -incluyendo a Hillary Clinton- ya se han dado cuenta de que sería una irresponsabilidad dejar abandonados a los iraquíes, abocando al país a una desastrosa guerra civil. Si Obama quiere ganar las elecciones tendrá que pensar sobre todo en atraer a los votantes que vienen del bando republicano, desencantados después de dos legislaturas, en vez de apoyarse en sectores extremistas de improbable peso electoral en Estados Unidos. Pero si sigue con esta actitud, lo más probable es que le adelanten otros candidatos como la senadora Clinton. La esposa del ex presidente Clinton sigue siendo una política calculadora y pragmática. Aunque sus virtudes esenciales aún están por descubrir, al menos en eso Clinton le saca mucha ventaja a Obama, porque sabe que para ser presidente de un país como Estados Unidos no se puede bromear con ciertas cosas.

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