jueves, agosto 23, 2007

Cien dias con Sarkozy

Cien días con Sarkozy
24.08.2007 -

Nicolas Sarkozy cumple sus primeros cien días al frente de Francia desarrollando una frenética agenda y avalado por unos niveles de popularidad sólo equiparables a los que cosechó en su día De Gaulle. La impresión que provoca el estreno de Sarkozy es la de que éste ha convertido su vigorosa proyección en la vida cotidiana de los franceses, con iniciativas que buscan su epidérmica comprensión como el endurecimiento de las penas contra la pederastia, en el detonante de su ambicioso proyecto de reformas políticas, sociales y económicas. Esa ubicuidad y su aceptación popular, favorecida por la atonía de la oposición socialista, le han permitido arrancar con celeridad el proceso de cambio con respecto al anquilosamiento de los años de 'chiraquismo' y a la concepción tradicional del Estado del bienestar francés. A ello ha contribuido la aprobación de un paquete de profundas modificaciones legislativas, con el que Sarkozy pretende empezar a flexibilizar el mercado laboral, agravar el castigo de los delincuentes reincidentes o rebajar la presión fiscal.La incesante actividad presidencial no ha difuminado, sin embargo, los interrogantes que despierta la misma. Las resistencias de los sindicatos ante medidas como el recorte del funcionariado público o las dificultades para reavivar la economía son dos de los principales desafíos que deberá afrontar Sarkozy, retos que permitirán calibrar el pulso y el alcance de su apuesta reformista. De puertas hacia fuera, el jefe del Estado galo se ha revelado como un firme aliado de España en la lucha antiterrorista. Más incógnitas suscita la reorientación de su política exterior, destinada a recobrar la pujanza gala en el escenario internacional. El éxito que supuso la mediación de Francia en la liberación del médico y las enfermeras condenados a muerte en Libia ha quedado empañado por la sospecha de cesiones al régimen de Gadafi, mientras que aún es pronto para evaluar la dimensión del renovado entendimiento con EE UU. Y las inclinaciones proteccionistas mostradas por Sarkozy cuestionan su pretendido europeísmo. Son las facetas, en ocasiones difíciles de encajar, de un presidente que deberá dar la medida de su liderazgo una vez superado el período de gracia y el impacto de su desbordante gestión.

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