jueves, agosto 23, 2007

Carlos Luis Rodriguez, The Pines

viernes 24 de agosto de 2007
CARLOS LUIS RODRÍGUEZ
a bordo
The Pines
Vista la habilidad de Rajoy para pisar la monda de plátano, hay que empezar a dudar de las intenciones de Quintana cuando dijo lo que dijo sobre el himno. ¿Fue algo inocente? Esa era la hipótesis más plausible, la de un vicepresidente que en medio de un festejo tiene una ocurrencia inocua que a nadie debería molestar.
Pero tal vez haya que descartar las apariencias y buscar una explicación más sutil. Quién sabe si don Anxo y su fiel Antón Losada no estuvieron maquinando una trampa para dejar en evidencia al líder del PP. El caso es que lo han conseguido. Aunque bregado en mil batallas, el jefe popular ha picado. Experto en salir de los atolladeros con su sorna galaica, don Mariano se deja de sornas y galleguidades para tropezar en la misma piedra, o en el mismo pino.
Había un amplio repertorio de evasivas para salir airoso del compromiso, o simplemente decir lo que piensan muchos gallegos: que no encierra peligro alguno que los niños aprendan un himno centenario, cantado por sus antepasados, y que es patrimonio de todos. ¿Supone un suplicio para ellos, es algo extraordinario en chavales que se saben de memoria cientos de canciones, reduce sus capacidades mentales?
No es ése el problema. La respuesta de Rajoy no está inspirada por eso, ni por la defensa del aprendizaje del inglés, que utiliza de coartada, sino por una obsesión que se está apoderando de ciertos círculos madrileños, y que les hace ver desmanes nacionalistas por doquier. Ha preferido quedar bien con ellos, en lugar de apostar por el sentido común propio de sus paisanos.
Sólo con esa obsesión se explica que la idea de que los niños aprenden su himno provoque escándalo, y que la letra de Pondal sea convertida por algunos intérpretes en una soflama revolucionaria. ¡Qué gran oportunidad ha perdido don Mariano de decirles que se equivocan! ¡Qué pena que, en vez de someterse a ellos, no intentara hacerles comprender que la suya es también una postura separatista!
En vez de trasladar a Galicia unas polémicas que aquí no tienen arraigo, podría haber llevado a Madrid, al Madrid político se entiende, la idea de que no es bueno mezclar los nacionalismos, ni mucho menos confundir nacionalismo con el simple amor por lo propio, ni menos aún convertir en símbolo nacionalista un himno escrito por un conservador como Pondal, y consagrado como identidad cantada del país.
Tropieza don Mariano en la misma piedra. Por alguna razón sus declaraciones de temática galaica suelen ser desafortunadas, inoportunas, o ambas cosas a la vez, como sucede con esto del himno, o sucedió con las conversaciones para la reforma del Estatuto. En aquella ocasión, desbarató con su veto anticipado al término nación, una hábil estrategia de Feijóo. En ésta, logra que se convierta en error propio una sugerencia de Quintana que podría haber pasado inadvertida, o aceptarse sin más.
Por desgracia para él y los populares de aquí, Rajoy es gallego en su forma de ser y de actuar, menos cuando trata asuntos gallegos. Es como si entonces jugara fuera. Pierde la ironía, pisa los charcos, carece de flexibilidad y actúa mirando para un tendido que no está en Galicia. Hay un olé que viene de esa afición que detecta por todos lados objetos nacionalistas no identificados, y un murmullo de decepción en los que no entienden que Os Pinos sea algo sospechoso. ¿Y Oliñas Veñen? ¿Por qué vienen y van y no se están quietas? ¿Qué pretenden? Tal vez sea ése el próximo debate

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