domingo, agosto 26, 2007

Carlos Luis Roddriguez, El niño bipartito

lunes 27 de agosto de 2007
CARLOS LUIS RODRÍGUEZ
a bordo
El niño bipartito
Uno de los dos gobiernos ha de helarte el corazón, gallego que vienes al mundo. Porque en Vicepresidencia dicen que tienes que aprender y cantar esto, y llega Educación y dice que lo otro, y tercia el PP para aconsejarte que te instruyas en el saludable arte de eructar. ¿Qué vas a hacer tú, niño neutral cuya suerte te tocó nacer en Galicia, ante tantas manos que tiran de ti?
Quizá desear haber nacido en un sitio menos complicado, donde los gobiernos tengan claro lo que quieren, aunque sean de coalición, y los políticos sepan respetar la neutralidad de la infancia. Aquí todo se reparte y se duplica, haciendo de la nación breogánica un par de raciones, pero hasta el momento ese afán por clonar organismos, servicios, campañas, ayudas, gestos, festejos, no había llegado a los críos. A cuenta de los himnos y los santos laicos de nuestro santoral patrio, esa tregua se ha roto.
Si Vicepresidencia y Educación no lo aclaran pronto, habrá galescolares de unos y de otros. En las típicas charlas en las que cada niño canta las excelencias de sus padres (de mayores lo contrarrestan poniéndolos a parir), ahora se añadirá el factor político. Pues mi conselleira es más lista y buena que tu vicepresidente ¿te enteras?
O no. A lo mejor, el ADN de las criaturas es más fuerte que las torpezas de sus dirigentes, y ejercen la auténtica galleguidad, que es la del disimulo, haciendo imposible su clasificación según las coordenadas establecidas por el bipartito. Depurarán ese arte supremo de mimetizarse en el medio hostil, desde su mismo ingreso en el sistema escolar, y los inspectores nunca sabrán si quieren más a papá o a mamá, al vicepresidente o a la conselleira de Educación.
Y de mayores, se irán. Lo proclama un estudio reciente de un centro universitario, en el que se alerta de la fuga de cerebros que sufre Galicia. No especifica si esa emigración silenciosa, preparada y capaz se va cantando algún himno, pero sí advierte que su retorno no es fácil, una vez que le cogen el gusto al mundo globalizado.
Todos conocemos casos a nuestro alrededor: son jóvenes que vuelven en el verano y no entienden para nada nuestros debates, nuestras disputas y obsesiones. Quieren a Galicia, pero la ven como al abuelo, llena de rarezas, empeñada en batallitas que poco tienen que ver con lo que está pasando ahí afuera. Seguramente los recuperaremos cuando sean viejos deseosos de descansar de tanto ajetreo global.
Siempre y cuando se respete esa otra neutralidad que hasta el momento había respetado a nuestros séniores. También se la cuestiona. Las verbenas con patrocinio oficial se están convirtiendo asimismo en escenario de una guerra fría en la que los dos gobiernos que comparten Xunta, se disputan el poder gris. Hay celos de que Quintana eche un pasodoble con la señora Manuela.
¿Qué le susurra mientras evolucionan entrelazados en la pista de baile? El reparto exigiría que en el oído que le queda libre, un socialista depositara otro mensaje, para así compensar. Total, que junto a los niños bipartitos, vamos camino de tener abuelos a los que se les puede helar su cansado corazón si van a la fiesta. Ay, aquella juventud suya en la que la orquesta era lo principal, lo que la gente miraba en el cartel.
En estos tiempos, es preciso fijarse en quién la organiza y saber a lo que uno se expone si baila con unos u otros. Las dos Españas de Machado eran trágicas, y cómicas las dos Galicias de ahora, donde los críos y mayores son bipartitos. Somos un caso para el rey sabio Salomón

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