jueves, agosto 23, 2007

Calientes tipos, frio verano

viernes 24 de agosto de 2007
Calientes tipos, frío verano
Vaya veranito. Poco calor, otoño por adelantado en pleno agosto, hipotecas en escalada libre, zozobra financiera internacional, tiburón hembra en las últimas arribando en Tarragona, cachalote fiambre en las playas valencianas... Así no hay quién se aclare. El verano, hasta ahora algo así como una balsa en calma chicha, se ha convertido en una centrifugadora que desorienta. Resulta que, al final, la temperatura está fría y lo que anda caliente, rusiente, es el tipo. El palmito no, que haberlos haylos, sino el crediticio. Que alguien le ponga freno, por Dios, que esto resulta ya una cara impertinencia.
Los esquemas parecen crujir. Y es que no es sólo cuestión de que la hipoteca de turno muerda cada vez más el bolsillo; es que, además, por lo que se ve, el hipotecado tiene ante sí un peor panorama si lo que quiere es vender el piso. Por eso del retroceso, de la crisis, de la friolera de los mercados. Es la monda. Por si fuera poco, el ahorrador tampoco está teniendo un agosto tranquilo, que las bolsas pinchan y toca darle vueltas a la cabeza sobre cómo colocar el dinerillo, el más o el menos lustroso, para que no pierda rendimiento. Total, que ni contigo ni sin ti, euro mío, tenemos verano tranquilo.
Visto lo visto, ¿quién hace al agosto? ¿Corre peligro la expresión? Vaya verano, lo dicho, que ha sido capaz, circunstancias de la vida, de sofocar mentes sin calentar cuerpos.
A pesar de todo, la sonrisa que no falte. Esta semana, de las más lustrosas, la del italiano Flavio Briatore, empresario de postín y fama internacional, director de la escudería Renault, Fórmula 1 al canto. Sonríe Briatore, primavera eterna en un rostro sobre regular verano. Su primavera se llama Elisabetta, Gregoraci de apellido, un soplo de amable isobara en la metereología del relajado Briatore. Es uno de los que ven el verano pasar, preparando su próxima boda con la joven Elisabetta. Sonríe él y secunda ella, o al revés. La boda alegra, ¿a quién más? Ellos no temen hipotecas, no, si acaso divorcios -él más-. El resto miramos y agarramos la chaqueta, que aquí hace fresco. Natural fresco, naturales vidas.

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