viernes, agosto 17, 2007

Angel Collado, Ratones en el Congreso

viernes 17 de agosto de 2007
Ratones en el Congreso
POR ÁNGEL COLLADO
MADRID. El «acuerdo de coalición» que el PP mantiene con Unión del Pueblo Navarro se suscribió en 1990, nada más llegar Aznar a la presidencia del PP, para zanjar el problema de la atomización del centro derecha en la Comunidad Foral. En las elecciones autonómicas de 1987 se había rizado el rizo. Los foralistas no pasaron del 24 por ciento de los votos. El CDS llegó al 7,5 por ciento. Alianza Popular y sus partidos aliados democristianos y liberales (PDP y PL), cada uno por su lado, obtuvieron el 4,2 y el 6,3 de los votos. Eran cuatro opciones distintas para un mismo electorado, sumaban el 42 por ciento del electorado y perdieron.
En una circunscripción de corte electoral conservador el PSOE ganaba simplemente porque el adversario se presentaba listo para la derrota por pura fragmentación. Liquidado el problema, después de converger todo el que quiso en UPN, los foralistas han ganado todos los comicios en Navarra -y van 18 años- a los socialistas y a los nacionalistas vascos. Incluso con la escisión de Cruz Alli. UPN, con CDN, superaron el 45 por ciento de los votos en mayo pasado frente al 23 por ciento de NB y el escuálido 22 por ciento del PSOE con el que Puras quería ser presidente.
Entre el pacto de 1990 y las últimas declaraciones de Sanz sobre la posibilidad de tener grupo parlamentario propio han pasado 17 años de entendimiento que han dado al PP dos diputados fijos y a UPN el título de ser la única opción de centro derecha en Navarra, lo que le aseguró el poder en las instituciones forales.
El reglamento del Congreso exige para formar grupo parlamentario 15 diputados, o un mínimo cinco en el caso de que el partido o coalición que aspire a ello tenga el quince por ciento de los votos correspondientes a las circunscripciones en que hayan presentado candidatura. El texto no puede ser más claro. Navarra elige cinco diputados y UPN no puede aspirar a obtener más de tres. Otra cosa es que se haya institucionalizado la trampa en la cada legislatura del préstamo de diputados. UPN sólo puede reclamar sitio en el Grupo Mixto y no es lo mismo tener un portavoz adjunto en el principal grupo de la oposición para interpelaciones y preguntas como ahora, que compartir tiempos y tribuna con un conglomerado de superminoritarios variados. Con el león, o con los ratones.
El Grupo Popular ha dado la batalla por Navarra en esta legislatura con sus 146 diputados y con un portavoz de UPN, Jaime Ignacio del Burgo. Otra cosa es que la dirección le dedicara al 11-M. Esa labor parlamentaria de defensa de la Comunidad foral ante las conversaciones del Gobierno con ETA sobre fórmulas para la anexión al País Vasco ha sido fundamental para que Sanz sea de nuevo presidente, al menos hasta que a Zapatero le interese volver sobre Navarra. Y para entonces a Sanz le interesara más el apoyo un grupo mayoritario, con capacidad de bloqueo, que un «dúo mixto». Salvo que tome el camino de 1987.

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