lunes, agosto 13, 2007

Alberto Sotillo, Veraneo digno de un lider

lunes 13 de agosto de 2007
Veraneo digno de un líder
POR ALBERTO SOTILLO
La oposición política en Europa -y muy en especial en España- tiene que adaptarse a la estación estival. Debe adoptar un aire más refrescante, más recreativo. Y acorde con tal objetivo, fija como prioridad la de amargar las vacaciones al presidente del Gobierno. Es un filón que da para mucho. Los españoles ya se iniciaron en esta pertinaz tradición veraniega con los salmones que pescaba Franco. Y desde entonces no han parado.
Y la verdad, ante el espectáculo de venerables padres de la patria en espantosas bermudas, en estridentes motos náuticas o en tropicales paraísos fiscales, uno también se suma a la campaña. No es una cuestión de envidia, sino de buen gusto.
Cuando los padres de la patria tenían sentido de la dignidad estival no hacían esas cosas. Winston Churchill, por ejemplo, se dedicaba a pintar acuarelas frente a la costa atlántica. Esa sí era una ocupación inatacable, apropiada a la nobleza del servicio público que, desde aquí, desearíamos aleccionar. Aquellos próceres de antaño podían acudir al recreo de un honesto balneario, pero jamás fueron sorprendidos en bañador. ¿Se imaginan ustedes cómo habrían quedado ante la historia don Antonio Cánovas, don Práxedes Mateo Sagasta, don Antonio Maura... tomando las aguas en calzón... o en bermudas en un tropical paraíso fiscal?
Alfonso Guerra recomendaba pasar las vacaciones en bicicleta, con botijo y acompañados por la señora, los niños y el pañuelo atado con cuatro picos en la cabeza. Es la versión izquierdista y un tanto jacobina de lo que debería ser el asueto de un servidor del Estado. Ya se ha visto que la propuesta no tuvo mucho éxito. Que los suyos también se pirran por el espejismo del poderoso que cree formar parte del clan de los ricos y famosos. La propuesta guerrista, por otro lado, tiene el estilo, digno a su manera pero ya superado, del viejo realismo castizo-social, entre Aldecoa y Berlanga. Para europeístas servidores del Estado con sentido del orden y de lo imperdurable insisto en recomendar unas vacaciones pintando marinas o verdes praderas. Veríase entonces cómo no es tan fácil amargar las vacaciones a nuestros líderes.

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