Agosto de luto

Agosto de luto
16.08.2007 -

La placidez vacacional y el bullicio de las fiestas populares se están viendo turbados por un brusco repunte de los accidentes de tráfico, que amenaza la contención en la siniestralidad lograda con la entrada en vigor del carné por puntos y empaña la propia efectividad del nuevo permiso. Los 60 fallecimientos registrados en apenas cuatro días redondean una cifra tan escalofriante que no basta con condolerse ante la misma, ni atribuirla en exclusiva a los masivos desplazamientos que se producen en agosto. La sucesión imparable de accidentes en las dos últimas semanas se ve agravada por haber disparado la mortalidad casi un 20% por encima del balance del mismo período de 2006. Pero lo más alarmante es que se ha quebrado la esperanzadora tendencia de los siete primeros meses del año, cuando se consiguió un descenso medio del 10% en los siniestros con un desenlace irreversible.Es una evidencia que la apelación a la conducción responsable y las advertencias coercitivas que conllevó la implantación del carné por puntos han visto diluidos sus beneficiosos efectos iniciales por la adecuación de los conductores a la nuevas normas, pero especialmente por el retraso y la laxitud en la aplicación de las sanciones previstas. La debilidad que está empezando a mostrar el permiso como herramienta disuasoria queda evidenciada por la constatación de que sólo 551 de los 1.655 automovilistas que han perdido todos los puntos se han visto penalizados con la consiguiente y obligada retirada del permiso; y ambas estadísticas se encuentran por debajo de las 2.783 muertes que, pese a un sustancial recorte, sumó la red viaria española en el primer año de vigencia de la nueva reglamentación. Su limitada efectividad ha llevado al Gobierno a crear en León un centro estatal para la tramitación automatizada de las denuncias, que aún no ha arrancado. Pero junto a estas deficiencias de carácter general, los responsables de Tráfico deberían esmerarse en los contenidos de las campañas de prevención elaboradas para esta época del año, cuya especificidad multiplica los trayectos por carreteras secundarias y los riesgos derivados del ambiente festivo y la relajación de ánimo. Aunque todos los esfuerzos estarán condenados a la frustración si los conductores no sólo no respaldan la contundencia del legislador y de la Administración, sino que delegan en ellos una responsabilidad que ha de empezar por su propia precaución.