martes, julio 31, 2007

Los tribunales ponen fin a la "guerra de banderas"

Los tribunales ponen fin a la "guerra de banderas"
Elsemanaldigital.com

1 de agosto de 2007. La Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo acaba de dictar una sentencia que, más allá de la anécdota del caso concreto, tiene la enorme relevancia de poner fin desde la legalidad a la "guerra de banderas" que los nacionalistas, principalmente los vascos y los catalanes, tienen declarada desde los mismos inicios de nuestra democracia. En efecto, la sentencia confirma otra del propio Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, recurrida en casación por el Gobierno vasco, que obligaba a "hacer ondear, con carácter permanente, la bandera de España en lugar principal del exterior de la Academia de Policía Vasca de Arkaute, bien en solitario o bien conjuntamente con la bandera autonómica vasca".Por la fuerza de la costumbre, en las instituciones controladas por los nacionalistas vascos y catalanes se había consolidado una situación que sólo se puede calificar de inaudita y desconocida en el ámbito comparado. En ningún país del mundo, sea cual sea su forma de organización territorial, se consiente o cabe concebir siquiera que la bandera nacional no ondee en los edificios oficiales, sean del Estado central o de entes territoriales dotados de autonomía.Precisamente esa "costumbre" creada por su propia actuación ilegal es lo que alegaba el Gobierno vasco como fundamento principal del recurso de casación presentado. Frente a ello, el Tribunal Supremo no ha podido menos que recordar que "la aceptación del planteamiento de la parte recurrente implicaría una ruptura del principio de legalidad..., así como el aceptar que las normas con rango de ley se derogan –o no resultan exigibles– por el simple transcurso del tiempo acompañado de su incumplimiento".Lo que hay que preguntarse después de esta sentencia es con qué clase de privilegio superior cuentan los nacionalistas en nuestra democracia para que durante décadas hayan podido estar incumpliendo la ley a la vista de todos (y nunca mejor dicho cuando de símbolos se trata) sin que haya más que tímidas, tardías y contadas reacciones frente a ello. Y hay que tener en cuenta que el caso de la Academia de la Policía Vasca no es más que una gota en un mar de insumisión a las disposiciones legales que imponen la presencia de la bandera nacional en los edificios oficiales.Ahora que tanto se habla de superar la Transición, es el momento de reflexionar si es admisible en una democracia madura y consolidada el que minorías como los nacionalistas no sólo vean exquisitamente respetados sus derechos y opiniones, y hasta obtengan un plus de influencia en la política nacional bastante discutible, sino que además puedan incumplir de manera impune la ley cuando les viene en gana. Porque la principal regla de un Estado democrático de Derecho es que la ley es igual para todos, y eso reza también para los nacionalistas.

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