martes, julio 31, 2007

Florencio Dominguez, Fuego amigo

Fuego amigo
31.07.2007 -
FLORENCIO DOMÍNGUEZ

La izquierda abertzale tiró la primera piedra al difundir amplias informaciones sobre el proceso de negociación mantenido a dos bandas entre el Gobierno y ETA, por un lado, y el PSE, el PNV y Batasuna, por otro. Se trataba de justificar la vuelta al terrorismo alegando que el Gobierno no cumplió los acuerdos previos a la tregua que habían motivado el cese de los atentados y que después ni los socialistas ni el PNV quisieron alcanzar nuevos pactos políticos. Como siempre en estos casos, debía quedar claro entre sus seguidores que la culpa era de los otros.El Gobierno se limitó a cuestionar el testimonio por proceder de ETA y Batasuna, sin molestarse en entrar en el fondo de la cuestión ni ofrecer su propia versión de los hechos, creyendo que, en caso de duda, el ciudadano daría más valor a la palabra del Ejecutivo que a la de los terroristas. El PNV, el otro interlocutor al que la izquierda abertzale quería ajustar cuentas, ha estado durante meses dudando entre salir al paso de las versiones de ETA y Batasuna y ofrecer su propio relato o mantenerse en silencio. Sabía que si hacía lo primero pondrían en evidencia a Batasuna ante una parte de la comunidad nacionalista, pero al mismo tiempo convertirían a los socialistas en víctimas colaterales. Víctimas del fuego amigo del PNV. La pugna PNV-Batasuna ha seguido endureciéndose -ahí está el caso de Ondarroa- y, además, el PSE ha jugado a desestabilizar al tripartito vasco de manera que, al final, los nacionalistas han superado sus reparos y han decidido dar a conocer oficiosamente sus propios papeles. Donde Batasuna decía que no había acuerdos, el PNV dice que sí los hubo, pero que ETA obligó a Otegi y los suyos a desdecirse. Y como prueba aporta los textos, igual que ETA difundió en el 2000 los papeles de los pactos firmados con el PNV para poner en evidencia a este partido.Los nacionalistas se sacan los colores mutuamente, pero de paso dejan en evidencia a los socialistas porque ellos también respaldaron el preacuerdo. Y en esta ocasión ni el Gobierno ni el PSE pueden salirse por la tangente cuestionando la credibilidad del interlocutor porque ahora es el PNV el que dice que los socialistas reconocieron la existencia de una identidad nacional del pueblo vasco que abarcaba a territorios de un país vecino llamado Francia y el que dice que el PSE, entre otras cuestiones, pactó la creación de un «órgano institucional común» entre Navarra y el País Vasco con competencias «ejecutivas y de propuesta legislativa». Al aceptar ese preacuerdo el PSE fue mucho más lejos de lo que fueron los socialistas navarros en 1995 cuando dieron el visto bueno a un «órgano de cooperación permanente». En realidad, los socialistas fueron en Loyola mucho más lejos de lo que habían ido nunca en todos los terrenos.f.dominguez@diario-elcorreo.com

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