jueves, junio 28, 2007

Miguel Gil, Esta gran nacion

viernes 29 de junio de 2007
ESPAÑA Y LIBERTAD
Esta gran nación
Por Miguel Gil
"Sigo convencido de que la formulación de la autodeterminación, tal y como la necesita ETA, no tiene solución en la España de hoy. A pesar de la energía y el voluntarismo que le eche Zapatero, estoy convencido de que esta negociación está condenada al fracaso y que nos coloca en un callejón sin salida". Se trata del análisis sobre el falso proceso de paz que realizaba Jaime Mayor Oreja allá por febrero de este mismo año. No podía ser más acertado.
Esta gran nación es el resultado de horas de conversaciones entre el ex ministro del Interior y hoy eurodiputado y el escritor César Alonso de los Ríos. De carácter marcadamente autobiográfico, el libro se revela como un documento imprescindible para situar en su contexto el proceso de rendición ante ETA emprendido por José Luis Rodríguez Zapatero. No sólo se muestran las diferencias y similitudes, que las hay, entre la anterior tregua-trampa de ETA y la que acabamos de padecer (y el papel desempeñado en cada una de ellas por el Ejecutivo), sino que se ofrece un panorama global sobre la génesis de la ofensiva del totalitarismo nacionalista desde finales de la década de los 60 hasta nuestros días.

La clarividencia de Mayor Oreja no se debe, como recurrentemente intenta prevenirme una destacada personalidad del País Vasco hoy alejada del establishment nacionalista, a que sus profecías de persona "enfermizamente resentida" se cumplan misteriosamente. El ex ministro tan sólo analiza la realidad desde la perspectiva de sus décadas de experiencia en la política vasca y con la honestidad de quien ha defendido la libertad y su proyecto político aun a costa de sangre, sudor y lágrimas.

La ofensiva nacionalista confluyó en el Pacto de Estella, tras ver frustradas sus aspiraciones ante la acción del Gobierno de José María Aznar. La sociedad española, lejos de anestesiarse, había mostrado un músculo cívico sin precedentes tras el asesinato de Miguel Ángel Blanco; había nacido el Espíritu de Ermua.

ETA se enfrentaba a la acción de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, y los partidos nacionalistas veían peligrar su hegemonía en las instituciones. El pacto de Gobierno de 1996 entre el PP y el PNV se circunscribía al concierto económico. Punto. Además, la organización terrorista vio cómo el Ejecutivo de Aznar, nada más llegar al poder, cortaba los tres tipos de canales de comunicación que mantenían la banda y los socialistas: el de Pérez Esquivel, el del director de Instituciones Penitenciarias con los presos y el establecido con los miembros de ETA instalados en la República Dominicana. Durante aquel tiempo, el PNV actuaba como protagonista, asumiendo junto a ETA el compromiso de la autodeterminación en Estella (actualizado tras la tregua-trampa como "precio político" a ETA mediante la presentación del Plan Ibarretxe).

Hoy, dice Mayor, la vanguardia es ETA. Ha encontrado en el Gobierno socialista el instrumento perfecto para avanzar hacia la autodeterminación y la ruptura de España. El PSOE ha asumido el papel del PNV: "Los dos han hecho lo mismo, han abierto una negociación política con ETA". Es más, ambos coinciden en la necesidad de una segunda transición. La primera, liderada por el PNV en el País Vasco, desembocó en el estatuto. La segunda, liderada ya sin intermediarios por ETA, busca directamente acabar con la Constitución. Mayor Oreja sitúa el inicio de esta estrategia en Perpiñán: "ETA se compromete a no matar en Cataluña en la medida que se avance hacia la ruptura de España a través del nuevo Estatut".

Con Zapatero en el poder, se da la razón a los nacionalismos. No sólo no se aplaca la deriva nacionalista que transita del autonomismo (siempre táctico) hacia la autodeterminación, sino que se impulsa desde el propio Gobierno la "segunda transición", dentro de una estrategia de eliminación de los populares de la vida pública. Mayor destaca que entre ETA y Zapatero se ha dado "una coincidencia profunda": mientras uno busca una España "irreconocible" (que el eurodiputado popular identifica con la ruptura moral, cultural e histórica), la banda persigue la "ruptura" de la propia nación. Sin embargo, pese a la sintonía, Mayor ve imposible la alianza: se toparán antes o después con el escollo de la autodeterminación. No hay ingenuidad en el Gobierno; en todo caso, "quizá pueda hablarse de mal cálculo por parte de Zapatero". Así ha sido.

En cuanto a los comportamientos de los Gobiernos durante las dos últimas treguas, sobran las comparaciones. Cierto: cuando el PP se encontró con una tregua que ni había buscado ni pactado (y no le habían faltado oportunidades: San Egidio, emisarios...), echó mano de la política penitenciaria –a pesar de Mayor Oreja– y acercó presos. Alrededor de un centenar. Un error que podría haber sido mayor: el ex ministro relata cómo, en una tensa reunión con Aznar, uno de los presentes planteaba la posibilidad del acercamiento al País Vasco de todos los presos de ETA... Ahora, aunque más que discutibles, los acercamientos forman parte de la política penitenciaria. Algo legal, aunque no por ello legítimo. Una medida que el PSOE ha obviado (por pura estética y cálculo electoralista) mientras negociaba políticamente con la banda, cedía ante sus exigencias y se comprometía con ella.

¿Cómo se ha llegado a este punto? Mayor Oreja rescata algunos recuerdos de su infancia en San Sebastián, a finales de la década de los 50: una tierra "sin igual" donde aún no se había puesto en marcha el proyecto de ingeniería social nacionalista. Señala que la primera vez que vio una ikurriña fue en Francia, concretamente en una repostería de San Juan de Luz. No sería hasta el Preu cuando supo lo que significaba. En el mismo colegio, los marianistas, estudiaba, en un curso superior, Eduardo Moreno, Pertur (miembro crítico de ETA asesinado en 1976), a quien identifica como "precursor y vanguardista" de los polimilis.

A finales de los 60 llega la revolución. La eclosión de las ideas nacionalistas, escasamente extendidas y reivindicadas, coincidirá con la decadencia de buena parte de la Iglesia vasca. La nueva religión justifica los atentados para algunos, se desarrolla una transición "cruenta"... y hasta hoy.

Mayor Oreja considera que, hoy, "España y la libertad son las dos caras de una misma moneda". España es la condición indispensable para la libertad en el País Vasco. Es más, el ex ministro considera que "las manos blancas de Ermua son ahora la bandera española y el himno nacional". Asimismo, aboga por una refundación del PSOE y por que su partido adopte una postura firme, que renuncie al pactismo: "No porque no lo queramos ni apreciemos, sino porque hoy no es posible". Desde el liderazgo, apuesta por que el PP formule "con una especial fortaleza lo que es exactamente un programa de Gobierno sobre la idea de lo que España exige como una gran nación que es". De ahí deberían partir el resto de propuestas sectoriales. Nos va en ello la libertad.


JAIME MAYOR OREJA Y CÉSAR ALONSO DE LOS RÍOS: ESTA GRAN NACIÓN. Libros Libres (Madrid), 2007, 175 páginas.

MIGUEL GIL, jefe de Nacional de la revista Época.

No hay comentarios: