jueves, junio 28, 2007

Jaime Peñafiel, Las bicicletas, el chador y las monjas cachondas

viernes 29 de junio de 2007
Las bicicletas, el chador y las monjas cachondas Jaime Peñafiel

Según una crónica de Ángeles Espinosa, esa gran periodista que bien conoce Irán, para los clérigos chiíes, “montar en bicicleta no resulta adecuado para las mujeres”.
Aunque la hija del ex presidente Rafsanyani, una joven deportista al frente del Comité Olímpico de la Antigua Persia, trató de impulsar la práctica del ciclismo femenino, los religiosos conservadores limitaron la práctica en recintos cerrados.
Esta noticia me ha recordado a un convento de clausura de Granada cuya superiora decidió adquirir media docena de bicicletas con el fin de que, las novicias y las monjitas mas jóvenes, se desfogaran pedaleando por los grandes claustros del convento que es monumento nacional.
Este cenobio, es uno de los muchos que aun sobreviven en la ciudad andaluza a pesar de la carencia de vocaciones, carencia que en las órdenes religiosas suplen, abriendo la mano, a jóvenes guineanas, indias o sudamericanas, que llegan a España a través de agencias. Estas lo mismo les buscan una casa para servir a unos señores que un convento para servir al Señor.
Pienso se trata de un sistema tan legal, aunque menos original, que el de esas monjas dominicas, de Barcelona, que buscan vocaciones en la Red, a través de una web, poniendo como ejemplo a “Santa María Magdalena, una cachonda como tú. ¿Te gustan los hombres, la disco y las pelas? ¿Te enamoras con facilidad? ¿Eres borracha, marchosa, enamoradiza? Tal vez seas la monja perfecta”.
Posiblemente por ello, o por otras causas parecidas sobre la dudosa vocación de estas novicias, el arzobispo de la archidiócesis granadina ha decidido acabar con esta práctica que esta llenando, al igual que al sector laboral español, de mujeres del Tercer Mundo; en el caso del convento de la ciudad andaluza y de otros muchos conventos españoles, de mujeres jóvenes, muy jóvenes, ¿marchosas? ¿Enamoradas de la vida? ¿Cachondas?
Para combatir todas esas virtudes es por lo que la madre superiora ha puesto en marcha la práctica del ciclismo, “en la intimidad” del convento.
Si curioso e insólito es ver, por las calles de Teherán jóvenes con chador en bicicleta, tanto o mas insólito resulta las monjitas en un convento de clausura desfogándose a golpe de pedal.
Cierto es que todos los caminos conducen a Dios, sobre todo si se hacen en… bicicleta.

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