jueves, junio 28, 2007

Ferrand, Desatinos en Oriente Medio

jueves 28 de junio de 2007
Desatinos en Oriente Medio

POR M. MARTÍN FERRAND
NINGUNO de los vehículos blindados que tienen desplegados en el Líbano los ejércitos de Francia, Italia, Irlanda, Finlandia, Bélgica, Portugal, China, India, Indonesia y Nepal dispone de inhibidores de frecuencia para su protección. No es un dato suministrado por los servicios de inteligencia de ninguna de las fuerzas que se enfrentan en el maltratado solar libanés, sino el contenido de una nota de prensa del Ministerio de Defensa del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. El inolvidable Miguel Gila nunca llegó tan lejos en sus divertidas y rotundas caricaturas de la guerra y el ejército. El despropósito se ha instalado entre nosotros y un Gobierno que, nada más tomar posesión, retiró precipitadamente las unidades destacadas en Irak con perjuicio para nuestros aliados e incumplimiento de un compromiso internacional adquirido le pone ahora una guinda, para su mejor adorno, a la tarta de desatinos que, en mezcla de ignorancia e incapacidad, viene elaborando día tras día y sin fatiga aparente.
La verdad es que Oriente Próximo -es Medio para Washington, cuestión de distancias-, de tanto alargar la vigencia de su enredada madeja de problemas, tiende a debilitar las neuronas de quienes allí se afanan. El hecho de que los Cuatro -ONU, EE.UU., Unión Europea y Rusia- perpetren el nombramiento de Tony Blair como mediador en el inacabable pluriconflicto que tan gravemente compromete la paz mundial es una muestra de que el mundo ha perdido el oremus. Quizás sea el desconocimiento de la Historia, que no es un mal que padezcamos en exclusiva, lo que lleva a tales sinsentidos. Blair es un hombre respetabilísimo que ha gobernado con tino y sagacidad; pero, además de ser una de las estrellas en la foto de las Azores y haber potenciado la invasión iraquí, es, por nacionalidad, heredero de quienes organizaron, tras la II Gran Guerra, el conflicto que ahora, con diversas metástasis en curso, aflige la región. ¿Es ese el perfil que se requiere para, con oficinas en Jerusalén y Gaza, ponerle un parche suficiente a un roto tan profundo?
España, un simple peón en el tablero en que se juega tan trascendental partida, patrulla por el Líbano con hombres tan llenos de buena voluntad como escasos de medios y equipo y, lo que es peor, sin el suficiente sentido de integración y solidaridad que nos engarce en la unidad azul que pretenden las Naciones Unidas. La nota del Ministerio de José Antonio Alonso lo atestigua y demuestra. Los colaboradores de Zapatero, para defenderse y amansar la opinión pública nacional -la propaganda es lo primero-, no ha dudado en dejar a la intemperie las vergüenzas de nuestros aliados y trasladar a sus respectivas sociedades lo que aquí se quiere disimular. Con actitudes así y un Blair en camello y disfrazado de Lawrence de Arabia, el «the end» de tan tenebrosa película tardará todavía unas cuantas décadas en llegar.

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