jueves, mayo 31, 2007

Jose Hervas Garces, La fortaleza de Sarkozy evidencia la debilidad de ZP

viernes 1 de junio de 2007
La fortaleza de Sarkozy evidencia la debilidad de Zapatero José Hervás Garcés

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, no ha necesitado más de dos horas para hacer cambiar de criterio a Rodríguez Zapatero sobre el futuro Tratado de la Unión Europea, que aprobamos los españoles por abrumadora mayoría y cuyo texto quedará en saco roto. Sarkozy fue rotundo ayer al asegurar que con Zapatero “ya estamos de acuerdo, pero los dos no es suficiente”.
El voto en contra en los referendos de Francia y Holanda en el 2005 ha producido la paralización de las instituciones europeas. Para solucionar la situación Nicolas Sarkozy ha planteado a sus socios un nuevo proyecto, en su mayor parte desconocido, que hasta ahora había merecido el más profundo rechazo de los responsables de Exteriores españoles.
La última de las manifestaciones, hasta el apoyo prácticamente incondicional ofrecido ayer por Zapatero al presidente de Francia, la expuso el ministro de Asuntos Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, quien dejó claro en el Senado todavía no hace un mes, el pasado 10 de mayo, que el Gobierno español no apoya el Tratado constitucional simplificado propuesto por el presidente de Francia.
Moratinos respondió de forma airada, como hace siempre que le plantean cualquier pregunta los responsables de Exteriores del Partido Popular, que Zapatero no dio ningún respaldo y que su postura sigue siendo la de defender al máximo el Tratado aprobado en Roma en el 2004. Respondía a una pregunta de Jorge Moragas, en la que el popular le recordaba que Sarkozy había dicho durante el último debate electoral televisado que el jefe del Gobierno español había aceptado su oferta para salir de la situación de bloqueo.
Con la rotundidad que le permite su tartamudeo, Moratinos aseguró: “Que Sarkozy en un debate televisivo dijese que había apoyado eso, pregunte a Sarkozy, yo le puedo contestar que no hubo un apoyo, lo que sí hay es voluntad de conseguir un acuerdo, pero no hay un apoyo”.
Más preocupante es que este cambio rápido que supone dar la espalda a los españoles y a los ciudadanos de otros dieciocho países que han votado a favor de la nueva Constitución haya ocurrido con el propio presidente. A finales de marzo Zapatero, con ocasión del 50 aniversario del Tratado de Roma, tras aprovechar para criticar a Aznar y asegurar que gracias al cambio de Gobierno ahora “hay una clara impronta de las posiciones políticas de España en el devenir de la UE”, dijo que España defenderá las ideas sobre el futuro Tratado de la UE que cree que van a beneficiar al futuro comunitario y, entre ellas, destacó la necesidad de que exista un Gobierno más ágil y que las mayorías puedan adoptar decisiones.
Asegurar textualmente como hizo Zapatero en Barleín el 25 de marzo que España es “un firme baluarte” del Tratado constitucional que defiende que las instituciones europeas tengan fortaleza, liderazgo e impronta en el mundo para decir ayer que no importa cómo esté redactado el Tratado evidencia una debilidad y una incongruencia por parte del Presidente que quedó más en evidencia ante la seguridad y la solvencia de las afirmaciones de Sarkozy. Con todo lo que le resultará más difícil de explicar es que La Carta de los Derechos Fundamentales vaya a quedar en una simple recomendación como aconseja el Reino Unido y defiende Sarkozy.
No es de extrañar que ante tanta debilidad y pese a que se trata del proyecto de un correligionario, el Presidente del Partido Popular haya tenido que advertir a Sarkozy, que llegado el caso, apoyarán a Zapatero en defensa de los intereses españoles en el seno de la UE si lo hace con determinación "como lo hacen la mayoría de los Jefes de Estado o de Gobierno". En el fondo está el temor de que España vuelva a ceder en el reparto de poder en el interior de la UE como ya hiciera con el nuevo texto constitucional frente a lo logrado por José María Aznar en Niza y pese a lo afirmado en contra por Zapatero una y otra vez. Pero los hechos son distintos. A todo esto, ¿de qué proyecto hablamos?, porque nadie sabe lo que dice, nadie lo ha visto escrito a pesar de que ya cuenta con el apoyo del presidente del Gobierno.
El debate sobre la negativa de Francia a participar en las conversaciones con ETA a propuesta del Gobierno español, como desveló ayer Sarkozy, habrá que analizarlo con más datos.
jhervas@estrelladigital.es

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