miércoles, abril 25, 2007

Cristina Losada, El estupido velo

jueves 26 de abril de 2007
Entrevista con Ahmadineyad
El estúpido velo
Cristina Losada

En Irán se ha cercenado expeditivamente todo brote de libertad de expresión y no hay prensa libre. Pero de esa realidad no asomaba ni una brizna en la gran exclusiva de Televisión Española.
Poca información logro extraer en mis raras visitas a las cadenas de televisión españolas y tal vez por eso las frecuento poco. Sin embargo, la entrevista que este lunes realizaba la cadena pública al presidente de Irán tuvo la virtud de recordarme el caso de Zahra Kazemi. Y no porque la periodista correspondientemente "velada" que practicó la interviú mencionara ese asunto, sino por el contraste. El que existe entre dos formas de hacer periodismo. Kazemi, reportera de origen iraní nacionalizada canadiense, fue detenida en 2003 delante de una prisión de Teherán, mientras hacía fotos de una concentración de familiares de personas encarceladas días antes por manifestarse. No saldría viva del arresto. Ella no ha sido, por supuesto, la única periodista víctima del régimen de los ayatolás. En Irán se ha cercenado expeditivamente todo brote de libertad de expresión y no hay prensa libre. Pero de esa realidad no asomaba ni una brizna en la gran exclusiva de Televisión Española. Pepa Bueno había logrado convertirse en la primera mujer que entrevistaba a Ahmadineyad y era todo un éxito. Se discutía, si acaso, la conveniencia de su disfraz. El velo y el atuendo son anécdotas, de compararse con el resto.
Una parte del resto consistía en que el mismo día en que veíamos a la periodista conversar cordialmente en un plácido jardín con las gafas negras del presidente iraní, la policía de la República Islámica detenía a 300 mujeres por llevar un abrigo demasiado ajustado o enseñar unas mechas de cabello más de las prescritas. Si Bueno hubiera salido a la calle, como Ahmadineyad le aconsejaba, habría podido tranquilizar a las mujeres con palabras como las que pronunció para el singular El Plural: la campaña "contra el mal velo" es sólo estacional, chicas; cuando vuelva el invierno, os dejarán en paz. Un consuelo. El mismo día del scoop de TVE, en la ciudad iraní de Ashkaneh se castigaba a dos hombres y a una mujer con cien latigazos por "corrupción moral". Lo peor aún estaba por llegar. Según el Código Penal Islámico vigente en la tierra del bueno de Ahmadineyad, puntal de esa Alianza de Civilizaciones que es el proyecto estrella de la política exterior de Zapatero, el adulterio se castiga con latigazos y lapidación. De acuerdo con el artículo 104, las piedras utilizadas no deben de ser tan grandes "como para causar la muerte de la persona en dos o tres golpes". El artículo 102 indica que para ese tipo de ejecución los hombres serán enterrados hasta la cintura y las mujeres hasta el pecho.
Sin duda, ese privilegio de ser lapidada sólo del pecho para arriba es debido a que "la mujer es lo más querido de la sociedad"; o a que las mujeres "son más respetadas que nadie"; o quizás a que "tienen más derechos que los hombres" en Irán. Fueron éstas tres afirmaciones de Ahmadineyad que nadie discutió, tampoco la entrevistadora. Eran, las citadas, dos noticias de un día cualquiera en Irán. En la República Islámica regida por ese hombre, responsable de múltiples violaciones de los derechos humanos, asesinatos y ataques terroristas, al que nuestra periodista sonreía. Como tampoco se discutirían sus taimadas negaciones del Holocausto ni sus palabras sobre Israel: "Si nos ataca, tenemos la potencia necesaria para defendernos", dichas por quien no ha ocultado su deseo de borrar al Estado judío del mapa. Y así todo. Ahmadineyad fue entrevistado como un respetable líder de un país islámico. Un socio de España en la ínclita Alianza.
A estas alturas, el fundamentalismo islámico es consciente de que tiene en Occidente una quinta columna de ignaros y la explota. ¡Como que les hace gratis la propaganda! Esta semana, la pagamos todos los españoles. El velo musulmán es el signo de sumisión de la mujer al hombre y allá cada una. Peor es el otro velo. El que cubre los ojos propios y pretende cubrir los ajenos. El estúpido.

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