martes, abril 24, 2007

Conthe y las vergüenzas del Gobierno

25-IV-2007
Conthe y las vergüenzas del Gobierno
EDITORIAL

Un país en el que el poder político ha quebrantado sin remedio el imperio de la ley es un país que va directo al precipicio

En pocas ocasiones han quedado tan expuestas las vergüenzas del Gobierno como durante la comparecencia de Manuel Conthe en el Congreso de los Diputados. Se ha podido ver en carne viva la tramoya y el apaño urdido desde la Moncloa para hacer pasar por buena una operación como la de la OPA a Endesa por parte de Enel y Acciona. Con tal de salirse con la suya y favorecer a los amigos, desde el Gobierno se ha forzado el espíritu y la letra de la Ley poniendo al presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores ante una difícil disyuntiva: o tragar con el órdago dejando al organismo a la altura del betún, o denunciar una situación insólita y que, bajo ninguna circunstancia, debería darse en un país europeo democrático y respetuoso con las leyes.
España a la vista está que no lo es y pronto nos empezará a lucir el pelo por eso mismo. Sería lógico que los inversores extranjeros se lo piensen dos veces ahora después de ver como las gasta el Ejecutivo en un país que, cada vez más y en asuntos no sólo económicos, se parece a una república bananera. Esto puede suponer una factura altísima pero difícil de cuantificar; es el coste de oportunidad inevitable cuando los gobiernos meten la nariz en todo, hasta en el sancta sanctorum del globalizado, sensible y asustadizo mercado de valores.
El sainete interpretado desde la Oficina Económica del Gobierno –lugar de donde, dicho sea de paso, procede el hoy candidato a alcalde de Madrid, Miguel Sebastián–, a dúo con el Ministerio de Economía, debería haberse cobrado alguna cabeza política más. Por ejemplo, la del ministro Solbes, que ha demostrado cuan servil es con los dictados de Zapatero y cuan cobarde con Manuel Conthe quien, hasta hace pocos días, era de su entera confianza. Sirva de jarro de agua fría para los que, erróneamente, pensaban que Solbes era lo único sensato y medianamente normal del estrambótico, mediocre y dañino gabinete de Zapatero.
Otro que debería presentar su dimisión sin más demora es Carlos Arenillas, vicepresidente de la Comisión y probable sucesor de Conthe. Debe quitarse de en medio por varias y poderosas razones: por servir descaradamente al Gobierno infringiendo la ley que exige independencia a la CNMV, por haber administrado una gestora de valores durante siete meses estando en la Comisión, y por violar el código de conducta que su cargo lleva aparejado al aceptar la invitación a cenar por parte de la agencia Hedge Fund Vega. Una cena cuya factura ascendió a 1.400 euros. Alguien tan poco de fiar, que accede al cargo con este currículo no puede presidir una comisión reguladora tan importante como la CNMV.Ahora que Conthe ha destapado el pastel poniendo a la vista de todos cuál es el estilo en que Zapatero gestiona los asuntos económicos, es preciso que la oposición y la sociedad civil marquen de cerca al sucesor de Conthe y exijan una depuración integral de responsabilidades. Un país en el que el poder político ha quebrantado sin remedio el imperio de la ley es un país que va directo al precipicio. Las consecuencias, además, no tardarán en hacerse notar, y esas sí que las pagaremos todos.

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