jueves, marzo 29, 2007

Juan Orellana, Days of Glory, (Indigenes)

jueves 29 de marzo de 2007
UN EPISODIO INÉDITO EN EL CINE BÉLICO
Days of Glory (Indígenes)
Por Juan Orellana
Days of Glory de Rachid Bouchareb, ha representado a Argelia en los recientes Oscar tras su exitoso estreno en Francia, en el que se utilizó el título Indígenas. Ha supuesto un verdadero revulsivo para la opinión pública gala, parecido al que podría tener una película sobre Vietnam para los espectadores norteamericanos.
El film, de carácter histórico, cuenta cómo en la Segunda Guerra Mundial los franceses utilizaban las tropas musulmanas coloniales para hacer los trabajos más peligrosos y las misiones más suicidas. Para ello las impregnaban de un discurso nacionalista y patriotero, pero los soldados eran conscientes de su condición de tercera categoría. El único consuelo que les queda es que "peor sería estar bajo los nazis". Esta práctica, obviamente, no fue exclusiva de Francia, ya que todos los estados coloniales hicieron lo propio. No hay más que recordar las tropas regulares españolas constituidas por rifeños.
Pero a pesar de que esto fuera una costumbre general, el valor de este film reside en poner sobre la mesa un episodio poco tratado en la historia del cine bélico de tono autocrítico, volcado en Vietnam o en otros aspectos de las guerras mundiales. El propio Jacques Chirac, tras asistir a una proyección privada del film, se quedó conmovido e impulsó la subida de las pensiones de los veteranos de guerra magrebíes.
La película se ambienta en 1943 y sus protagonistas son Saïd (Jamel Debbouze), Abdelkader (Sami Bouajila), Messaoud (Roschdy Zem) y Yassir (Samy Nacéri), unos marroquíes que jamás han pisado suelo francés, pero que ahora, por causa de la guerra, se alistan en el ejército de Francia para liberar a la madre patria del enemigo nazi. Olvidados de la Historia, estos soldados heroicos saldrán victoriosos en Italia, en Provenza y en los Vosgos antes de quedarse solos en la defensa de una aldea alsaciana frente a un batallón alemán.
El director Rachid Bouchareb, francés de origen argelino y de cuarenta y ocho años de edad, ya nos había regalado una deliciosa historia interracial llamada Little Senegal. Era una interesante película que trataba de profundizar en las relaciones existentes entre la comunidad negra norteamericana y sus raíces africanas previas a la deportación de esclavos. O mejor dicho, la ausencia de dichas relaciones. Tras hacer ese film, Bouchareb comprendió que era el momento de afrontar Days of glory. En ambas película subyacía una motivación autobiográfica y personal. Uno de sus tíos luchó en la Guerra de Indochina, Bouchareb vivió la Guerra de Argelia y su bisabuelo participó en la Primera Guerra Mundial. Una familia que siempre ha vivido marcada por la colonización, la descolonización y la inmigración.
El cineasta y su coguionista, Olivier Lorelle, estuvieron informándose durante más de un año en el Departamento de Documentación del Ejército, en el Ministerio de Defensa, en bibliotecas y con testimonios vivos de aquellos episodios en Burdeos, Marsella, Nantes, Senegal, Marruecos y Argelia. Encontraron documentos sobre Naceri y Debbouze, antepasados de los actores que protagonizan la película. Después invirtieron más de dos años y medio en desarrollar el guión, un guión que conoció veinticinco versiones.
Las situaciones bélicas que presenta la película son todas reales, y sobre los personajes de la misma esto es lo que declaró el cineasta: "Para crear los personajes, me inspiré sobre todo en los veteranos que conocía. Yassir, el goumier, nació de uno de aquellos encuentros: conocí a Yassir en una pensión de Nantes. Saïd, el cabrero, también existe. Otros personajes son una mezcla de varias personalidades. Abdelkader está inspirado en personajes como Ben Bella, que combatió en la Segunda Guerra Mundial, se desilusionó y se hizo nacionalista. También me entrevisté con tres personas que conocieron a mujeres francesas, se trasladaron a Francia e hicieron allí sus vidas".
Quinientos extras y doscientos veinticinco técnicos convirtieron este proyecto en una auténtica superproducción en la que, además de Argelia, han intervenido Bélgica, Francia y Marruecos. Sin duda es un film lleno de interés histórico y humano y que ilumina uno de los aspectos menos conocidos de la historia reciente europea.

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