miércoles, marzo 28, 2007

Antonio Burgos, Donde Macondo es Makondo

miercoles 28 de marzo de 2007
Donde Macondo es Makondo

POR ANTONIO BURGOS
ES muy saludable que haya congresos de la lengua española. No todos van a ser de protésicos dentales o de administradores de fincas. ¿Pero por qué se los llevan siempre a la América hispana? Antes en Zacatecas, ahora en Cartagena de Indias. A naciones que tienen a gala hablar la lengua española con una sonoridad y riqueza de vocabulario que a los andaluces, por cercanas, nos parecen lo que son: como de la familia. Está García Márquez en Cartagena de Indias con su traje blanco de hilo, que más que al homenaje por «Cien años de soledad» parece que va para ver torear esta tarde a Manolete. Y está en Cartagena de Indias un Rey a quien al otro lado de su mar del «Juan Sebastián Elcano» se le pone perfil borbónico de los duros antiguos, de pelucón de oro: «Hispaniarum et Indiarum Rex». Y están en Cartagena de Indias las garitas de los baluartes, símbolos de piedra de la pujanza y resistencia del español hablado en San Juan de Puerto Rico, en Veracruz, en La Habana, en Santiago, en Cádiz... o en Barcelona, Bilbao o La Coruña. Los congresos de la Lengua Española son como esas garitas de baluarte. Un idioma universal, el tercero del mundo tras el chino y el inglés, que, como esos baluartes resiste todos los temporales y se asolera con los años.
Alertaban hace unos años los filólogos sobre el peligro de fragmentación lingüística del español: que nuestra lengua estuviera a la misma altura de desintegración que el latín cuando dio origen a las lenguas románicas. El baluarte de los congresos se levanta para combatir ese peligro de fragmentación y proclama la unidad de la lengua con gramáticas y diccionarios. De modo que no se corra el peligro de que un cartagenero de España como Pérez Reverte u Ortega Cano llegue a no entender el español que habla un cartagenero de Colombia.
Pero ahí no está el peligro. En mal sitio ponen las eras de los congresos. Los celebran donde el castellano no sufre la menor persecución ni está amenazado por otras lenguas peninsulares usadas como armas de destrucción masiva por los dictadores del separatismo. En Colombia nadie es perseguido social y políticamente por expresarse en español. En España, en la vieja península ibérica de las Glosas Emilianenses, es donde corre peligro la lengua castellana. No riesgo de futura fragmentación lingüística, sino peligro actual de persecución. Para dar moral a los hispanoparlantes, estos congresos se deberían celebrar en las regiones de España donde hay que ser un héroe civil para expresarse en castellano. Menos Zacatecas y menos Cartagena de Indias, que donde hay que defender el derecho y la libertad de hablar y escribir en lengua castellana es en Cataluña, en las Vascongadas, en Galicia. Ahí es donde hay que defender al castellano.
En Cartagena de Indias, oh maravilla, no multan a ningún comerciante porque en la muestra de su establecimiento ponga «Panadería», con todas sus letras, en la hermosa lengua española. En Cartagena de Indias, oh maravilla, los padres pueden libremente enviar a sus hijos a unas escuelas públicas donde el Estado les garantiza la enseñanza en lengua castellana. En Cartegena de Indias, oh maravilla, los aspirantes a funcionarios pueden firmar las oposiciones con el solo dominio de la común lengua española. En Cartagena de Indias, oh maravilla, no están los periódicos ni los telediarios llenos de extraños topónimos españoles escritos en otras lenguas que no sean la castellana. En Cartagena de Indias, oh maravilla, no le llaman a nadie «españolista de mierda» por hablar y escribir en castellano. En Cartagena de Indias, oh maravilla, no dicen Lleida, Hondarribia o A Coruña, sino Lérida, Fuenterrabía y La Coruña. Cartagena de Indias, oh maravilla, es aún Cartagena y no Kartajena. Cómo será la cosa de privilegiada, que Macondo sigue siendo Macondo y no Makondo. Y son cartageneros, sin gentilicios rechinantes en castellano, como kartagenarras. Así que no sé qué falta hace proclamar la unidad y gloria de la lengua española precisamente en Cartagena de Indias. Aquí los querría yo ver. García Márquez mismo, en Cataluña, sería un «españolista de mierda». Y en Vascongadas, ni te cuento: allí habría escrito su novela sobre «Makondo».

No hay comentarios: