martes, febrero 27, 2007

Pruebas irrefutables

miercoles 28 de febrero de 2007
Pruebas irrefutables

El juicio por los atentados del 11-M está evidenciando el valor que tiene para el definitivo esclarecimiento de la masacre la celebración normalizada de la vista oral y el sometimiento de los indicios acumulados en la instrucción sumarial a la evaluación del tribunal. Y las pruebas efectuadas y las declaraciones de los encausados están demostrando la falacia de quienes, durante tres años, proyectaron la dudas insidiosas sobre la competencia de las investigaciones con el fin de alimentar teorías conspirativas. No sólo se está constatando la imposibilidad de probar unos argumentos que eran, en sí mismos, inverosímiles, sino que va quedando al descubierto el carácter espurio de la actuación de aquéllos que, lejos de conformarse con la verdad que decían perseguir y que certifican los hechos probados, tratan de obviarlos o manipularlos de nuevo con un empecinamiento que, conforme avanza el juicio oral, sólo intensifica el desasosiego y el dolor de las víctimas.El informe final de los peritos sobre los explosivos utilizados el 11-M ha afianzado sus conclusiones preliminares: esto es, que los vestigios que lograron recuperarse en los trenes reventados por los terroristas coinciden con componentes del cartucho de 'Goma 2 Eco' usado como patrón y con cuatro muestras que se conservaron intactas. Los expertos han cuantificado en proporciones mínimas los restos de Dinitrotolueno atribuyéndolo a un proceso de contaminación del explosivo original, lo que deja sin cobertura probatoria los intentos de vincular las bombas con la dinamita Tytadine a la que ha recurrido ETA con mayor asiduidad en los últimos años. Si antes del juicio ninguna de las evidencias permitía sostener la responsabilidad de la banda etarra, la vista oral está minando los argumentos de quienes pretendían que su desarrollo agrandara la confusión a fin de ver favorecidas sus fraudulentas teorías. La nitidez de la pericia y la contundencia de los interrogatorios se impusieron ayer a la histriónica declaración de Rafá Zouhier, el acusado que ayudó a airear las sospechas sobre la autoría de ETA. A falta de apenas 12 días para el tercer aniversario de la masacre, el peso irrefutable de las pruebas se va conformando como el mayor alivio y el mejor homenaje que pueden tributar a todas las víctimas la Justicia y el conjunto de la ciudadanía a la que representa.

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