miércoles, febrero 28, 2007

Kepa Aulestia, Candidato

jueves 1 de marzo de 2007
Candidato
KEPA AULESTIA

Las informaciones sobre presuntas irregularidades fiscales del candidato a diputado general de Guipúzcoa por el PNV van dejando un rastro polémico que muy probablemente llegue hasta el 27 de mayo, día de las elecciones, e incluso se prolongue después. Lo que antes de ser radiado había corrido durante meses como un rumor más ha acabado concentrando en torno a la figura de Jon Jauregi cuantas contradicciones y dilemas puedan suscitarse en el ejercicio de la política partidaria, en su necesaria conciliación con normas legales y no legales, y en la relación entre la función pública y la conducta privada. Las desavenencias en la familia jeltzale, la relación entre partido e institución, la peripecia de un candidato presentado como renovador que opta por enrocarse ante tan graves acusaciones, la imposibilidad de que la Asamblea Nacional del PNV dé cerrojazo al problema aunque así lo proclame, las menciones a la mujer del candidato tanto en su defensa como a modo de denuncia, la aparición de propuestas normativas discutibles y de incierta viabilidad, y la más que probable conversión del asunto en argumento recurrente de la campaña electoral. Un nudo más que difícil de librar.Joseba Egibar no podría admitir la renuncia de su candidato sin retirarse él mismo de la contienda interna en el PNV. El EBB de Imaz tampoco puede hacer valer el armisticio asambleario si el 'affaire Jauregi' continúa en boca de los demás partidos y en los medios de comunicación. La Diputación presidida por González de Txabarri ha sido interpelada desde tantos lados que no puede enmudecer. Mientras tanto, el candidato espera inútilmente a que amaine, a sabiendas de que nada de esto hubiera pasado si no fuese candidato. Y ningún proyecto de norma, inspirado por la vergüenza propia o por la ajena, sería capaz de blanquear a tiempo semejante embrollo. Completado el círculo del problema, invita al desistimiento de Jauregi. Porque no le resultará fácil hablar de renovación y transparencia, de autenticidad y nuevos retos mientras sobre él penda la sospecha del por qué no reacciona y responde a las acusaciones con argumentos que las desmonten. Como no le resultará fácil referirse al modelo de crecimiento que precisa Guipúzcoa a quien parece haberse endeudado -más que invertido- en ladrillos. Lo que le ocurre será injusto de tan excesivo, de tan cainita, de tan descarnado. Pero ni siquiera el victimismo podría socorrer a Jauregi. No podría permitirle concurrir a los comicios forales con el sosiego de quien se pasea tranquilamente a salvo de las miradas de reproche o de las sonrisas equívocas de sus propios vecinos. Además con Jauregi las elecciones del 27 de mayo, que se presentaban como un test complicado para Imaz, se han convertido ya en un juicio público al afán combativo de Egibar.

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