lunes, noviembre 27, 2006

Las encuestas y la vieja guarda empujan a ZpM en busca del centro

EL ANÁLISIS
Las encuestas y la "vieja guardia" empujan a ZP en busca del centro
Miguel Ángel Orellana

El presidente del Gobierno no está hundido, o el menos no lo parece, pero sí comienzan a vislumbrarse signos del cansancio de su electorado ante una deriva extremista que no concluye.

27 de noviembre de 2006. Que el hombre propone y Dios dispone es un refrán castellano avalado por siglos de experiencia. La estrella del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, empieza a apagarse y la deriva sin rumbo del llamado "proceso de paz" o las pasadas elecciones catalanas son la evidencia de que, en lugar de avanzar, lo que está haciendo el PSOE gracias a Zapatero es retroceder, y la caída ha comenzado precisamente allí donde el líder socialista puso en marcha su ideal secesionista y excluyente: Cataluña. Zapatero ha despertado todos los fantasmas, ha dividido, ha defendido una idea de España que nada tiene que ver con la Constitución, se ha mostrado intolerante con la oposición, ha favorecido a unas regiones frente a otras, ha sido oportunista, populista e irresponsable, ha mentido y engañado, ha manipulado la verdad y las conciencias… Y ante todo por edificar el puente que debía conducirle a una segunda legislatura con una mayoría holgada, el presidente del Gobierno nos ha metido a todos los españoles en la jaula de los leones etarras con la única protección de una de sus sonrisas, con lo que las fieras están dispuestas a volarnos los brazos a zarpazos. La Moncloa y el PSOE eran y son plenamente conscientes del "riesgo vasco", pero creyeron contar con el resultado electoral en Cataluña del pasado día uno de noviembre. El presidente Zapatero y sus más próximos calcularon que de aquella cita con las urnas surgiría una entente de muy largo recorrido entre el socialismo y CiU: el seguro de una mayoría parlamentaria que hubiese abocado al Partido Popular a una radicalización de su estrategia, a asumir una condición de "derecha extrema", vocablo que Zapatero no empezó a poner en circulación hasta el pasado mes de septiembre. Los votantes primero y el PSC después dijeron no a los planes presidenciales. Un dato para hacer reflexionar seriamente a Zapatero, que de aquí a 6 meses deberá enfrentarse a sus grandes elecciones municipales y autonómicas como jefe del Ejecutivo. Zapatero no está muerto, ni mucho menos, o tal lo parece. Ocurre, sin embargo, que encuestas en mano comienzan a vislumbrarse no pocos signos de fatiga en su electorado. Cansancio con las políticas del PSOE, con el estilo del PSOE. Zapatero, cada día más divorciado de su condición de presidente de "todos" los españoles, ha ido demasiado lejos en sus políticas radicales para el gusto de un buen porcentaje de electores urbanos, de centro, ciudadanos de una España moderna. Porque la clave está, como siempre, en las clases medias de centro, capaces de alterar el sentido de su voto. Así lo advirtió Carlos Solchaga en la reunión del Comité Federal del partido el pasado 18 de noviembre. Fuentes socialistas han indicado a posteriori a Elsemanaldigital.com que el ex ministro expresó una seria inquietud. La inquietud de la vieja guardia. La inquietud de aquellos que ya conocen el sabor amargo de la derrota. Son los que reclaman el regreso sin tardanza "a los caladeros del centro" donde todos piensan echar sus redes en las sucesivas citas electorales. "Las urnas se pueden llenar de votos más a la contra del PSOE que en entusiasta adhesión al PP", advierten las mismas fuentes. Sabido es que las elecciones las pierden los Gobiernos. Por precisar más: la oposición se suele limitar a poner las manos y recoger la cosecha debida a un inclemente castigo que los electores deciden aplicar a su adversario. Subir

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