jueves, noviembre 30, 2006

El verdadero escenario de la rendicion

jueves 30 de noviembre de 2006
Gobierno Zapatero
El verdadero escenario de la rendición
Ignacio Villa

La realidad es tan sobrecogedora que por la tarde, en la sesión de control al Gobierno, a la vicepresidenta De la Vega se le ha escapado que el Gobierno se encuentra en "situación de máxima alerta ante ETA".

Ha sido un día muy largo. Por la mañana, en la Audiencia Nacional, el sanguinario etarra Txapote ha vuelto a representar a los interlocutores del Gobierno; una triste imagen, sin duda. Con asesinos como él está negociando la rendición y la renuncia a nuestras libertades el Gobierno socialista. Txapote, asesino de Blanco, Múgica y Ordoñez, es el rostro visible de la prepotencia y de la chulería de unos etarras que se saben fuertes, que se saben con la sartén por el mango en un proceso pactado entre el Gobierno y los terroristas en el que la democracia tiene todas las de perder.
Escuchar a María San Gil, testigo del asesinato de Gregorio Ordoñez hace doce años, cómo Txapote mataba por la espalda al joven concejal de San Sebastián nos coloca en el verdadero escenario de la rendición. No estamos en esa Jauja creada por la fantasía de Rodríguez Zapatero, sino en una situación en la que el presidente parece haber ofrecido voluntariamente sus manos y sus pies para que la banda terrorista ETA las ate con sus caprichos y exigencias. Por mucho vídeo de intoxicación de Blanco que publiciten los medios adictos, por muchas declaraciones vacuas que profiera Zapatero, por muchos arrebatos de furia que muestre la vicepresidenta en el Congreso, la realidad es la que es; la imagen de Txapote de desprecio y chulería es la realidad de esta negociación que tiene como objetivo final la claudicación de la España democrática.
Y la realidad es tan sobrecogedora que por la tarde, en la sesión de control al Gobierno, a la vicepresidenta De la Vega se le ha escapado que el Gobierno se encuentra en "situación de máxima alerta ante ETA". Poco después esa información era matizada desde Moncloa diciendo que lo que había querido decir es que "esa alerta es la misma de siempre". Las cosas no están precisamente bien como para que la vicepresidenta tenga "lapsus" de esta importancia en una cuestión clave. Por muchas aclaraciones que se intenten hacer después, lo cierto es que cuando a alguien del Gobierno se le escapa una afirmación de ese calibre es que las cosas no van bien. No estaría de más que, al menos, tuvieran la honradez de explicárselo a los españoles.
La incapacidad silenciosa y la cobardía escondida están siendo las características de este proceso de rendición, lo que evidencia que tienen mucho que esconder y nada de lo que alardear. Cuando se ocultan las cesiones sólo queda hacer vídeos malos manipulando el pasado para justificar el presente y taparse los ojos ante el futuro.

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