domingo, octubre 22, 2006

Palco para ETA, verguenza del acomodador

23-X-2006
Palco para ETA, vergüenza del acomodador
EDITORIAL

¿Qué otra cosa, sino una recompensa a los asesinos, es la farsa de paz que el PSOE llevará este miércoles a la Eurocámara? Pesado fardo, que el Gobierno pensaba que Europa le descargaría en volandas, y descubre que deberrá arrastrar solo

El PSOE y ETA llegan de la mano al Parlamento Europeo, si bien la compañía se ha vuelto grilletes en las últimas horas, con un giro de tornas de inusitado dramatismo. El anfitrión se ha convertido en rehén. El violento invitado se ha quedado con la casa, los muebles, la ropa y la cartera. El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, que paseaba a otros, es paseado por su criminal compañero de viaje, que lo desnuda y exhibe en Europa como demostración de que el terrorismo tiene sentido.

La necesidad acuciante de compartir la responsabilidad ha llevado al PSOE y al Gobierno a desplegar, a sólo 72 horas del debate en Estrasburgo, una campaña intensiva de intoxicación sobre la capacidad integradora del llamado "proceso de paz". Durante este fin de semana, los dos principales focos de propaganda gubernamental, El País y la SER, se han volcado en el objetivo de esparcir falsas declaraciones de apoyo a la negociación con ETA, como la del Papa y la Iglesia española, e infundadas expectativas de un acuerdo con el PP, pese a que los portavoces de esta organización política no han dejado de insistir en su radical rechazo.

A punto ha estado el PP de volver a caer en la trampa y de prestarse a ser nuevamente coartada para los planes de poder de Rodríguez Zapatero. Hasta que se dieron cuenta de que el juego del PSOE era simular acuerdos y apoyos para no ir al Parlamento Europeo únicamente acompañado por ETA, populares y socialistas han estado intercambiando llamadas y promesas de reuniones que sólo habrían servido para que el PSOE ganase tiempo. El pasado 7 de junio, tras ser engañado por Zapatero [quien anunció por sorpresa una reunión del PSOE con Batasuna-ETA], Mariano Rajoy prometió romper todo contacto con los socialistas, al menos los que versasen sobre la negociación con ETA. No ha cumplido su compromiso y ha vuelto a ser utilizado por el Gobierno como coartada de legitimidad de las cesiones a ETA.

Zapatero llega a un hito de su "proceso" con ETA en situación de debilidad y máxima dependencia de la banda, por eso necesita un baño de apoyos y por eso, también, debe de aterrarle la perspectiva de presentarse en Estrasburgo como único responsable de tan incómodo invitado.

Satisfacer las exigencias de la banda empieza a pasar factura al pacifista que presume de "salvar vidas" sentándose con los que tantas vidas han roto, para empezar a recompensarles. ¿Qué otra cosa, sino una recompensa a los asesinos, es la farsa de paz que el PSOE llevará este miércoles a la Eurocámara? Pesado fardo –humillar así a las víctimas, reconocer así a sus verdugos–, que el Gobierno pensaba que Europa le descargaría en volandas, y descubre, que deberá arrastrar solo.

La fractura del Parlamento Europeo ante la iniciativa de una resolución de apoyo a la negociación con ETA da réplica a la zanja entre españoles que Rodríguez Zapatero ha cavado con sus tratos con sádicos como De Juana Chaos o Josu Ternera, mientras en compañía de sus aliados de la izquierda y el nacionalismo arrincona al único que puede ayudarle a derrotarlos, el PP, y su inmunda propaganda oficial mancha a las víctimas con toda clase de muestras de desprecio.

El PSOE y el Gobierno esperaban, sin duda, otra perspectiva del debate europeo sobre ETA y se han topado con una potente y organizada presión que desde la sociedad civil española se ha ejercido sobre los eurodiputados, en contra de la negociación, y con un eficaz grupo de eurodiputados españoles del PP, liderados por Jaime Mayor y Alejo Vidal, que han persuadido, escaño a escaño, a los miembros del Grupo Popular Europeo, hasta conseguir compactar un "No" en bloque a la moción promovida por el PSOE.

Sea cual sea el resultado de la votación, el presidente del Gobierno habrá dividido a la UE como lo ha hecho con la sociedad española, y su control del proceso será más incierto que antes, mientras que el de ETA será más evidente que nunca. Tender la alfombra roja para que ETA se acomode en el Parlamento Europeo va a obligarle a él a salir por la puerta de servicio de la Historia.

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