viernes, octubre 20, 2006

Catalula bien vale una misa

viernes 20 de octubre de 2006
VOTO CATÓLICO
Cataluña bien vale una misa
Por José Francisco Serrano Oceja
Artur Mas no descansa en su peregrinación por los palacios episcopales catalanes. No es lo mismo que ir a Jerusalén o a Roma. Para ser sinceros, la intensidad diplomática y cultural con la que destacados miembros de CIU han visitado la ciudad eterna en días pasados apuntala la sospecha de que algún fiel devoto, en las filas de los herederos de monseñor Josep Torras i Bages, ha profetizado que las elecciones catalanes se van a ganar en los muros vaticanos.
Montilla, que también sabe de visitas episcopales, y Carod-Rovira, tanto monta como puede montar tanto, asumen que con la Iglesia han topado en período electoral. No llegan a la devotio de los líderes de CIU, aunque, si fuera por ganas, serían capaces de predicar una novena a los santos del panteón laico. Decía Wittgenstein que de lo que no se puede hablar, más vale callarse. ¿Y Piqué? Pues por más que salude con alborozo al arzobispo de Tarragona, la verdad, la verdad, éste no es su campo de juego, no le pega. En el PP catalán hay otros muchos que lo bordan, pero parece que en Génova aún no se han dado cuenta.

En las próximas elecciones del 1-N los partidos políticos, con escrúpulos o sin ellos, saben del número de los votantes que se declara católico practicante. Hagamos un hipotético ejercicio de cruce de variables. Tengamos en cuenta cuál es la relación entre voto y participación religiosa, y no olvidemos lo que los obispos de Cataluña han recomendado como criterios de orientación del voto a los católicos de esas tierras.

El número de católicos practicantes del PSC es del 16,8 por ciento; un 36,6 por ciento de los votantes de CiU (con un 39,5 por ciento más que son católicos no practicantes); un 41,2 por ciento en el PP (58,8 no practicantes) y un 3,2 por ciento de ICV (18,9 no practicantes). Entre quienes depositan su papela en la urna a favor del PSC hay un 53,5 por ciento de católicos no practicantes; y entre los de ERC, un 30,8 por ciento. Curiosamente en los datos de esta investigación realizada por el Instituto de Estudios del Capital Social, del Centro de Investigación y Desarrollo Empresarial (INCAS-CIDE), señalan que ningún votante de ERC se confiesa católico practicante.

Los obispos catalanes han hecho pública una nota en la que ofrecen una serie de criterios en orden a formar y conformar la conciencia de los católicos en las próximas elecciones. Afirman los obispos que "la tutela del derecho a la vida —desde la concepción hasta su fin natural—, así como el deber de respetar y proteger los derechos del embrión humano; el reconocimiento, promoción y protección de la familia fundamentada en el matrimonio entre un hombre y una mujer; el respeto a la libertad de los padres en la educación de sus hijos; la promoción de la libertad religiosa; la atención solidaria y responsable al fenómeno creciente de la inmigración y a todo lo que signifique mayor promoción de la justicia social y de la cultura de la paz, y la valoración de lo que conforma la identidad cultural e institucional de Cataluña".

Imaginemos que ICV y ERC –de la entente cordial del tripartito– no tienen muy claro lo de la tutela del derecho a la vida, el derecho del embrión humano, la familia fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, y el respeto a la libertad de los padres a la educación de sus hijos. Imaginemos que para un católico estas cuestiones no son negociables y que, en la égida del tripartito, éstas fueron sus más preciosas políticas sociales. Imaginemos que el PSC tampoco lo tiene aclarado, aunque, se agarre a la justicia social y a la política de emigración cuyos efectos, en Cataluña, son, si cabe, más alarmantes.

Nos quedan CIU y el PP, que se reparten la teología moral del mal menor o del bien posible a medias, con la ventaja de CIU sobre el PP en una interpretación mayoritaria nacionalista de la "valoración de lo que conforma la identidad cultural e institucional de Cataluña". ¿Qué nos queda? ¿Determinará indirectamente el voto católico el futuro de Cataluña? ¿Han bendecido los obispos, de hecho, algún programa electoral más que otro? Porque Cataluña, en tiempo electoral, bien vale una misa.

Gentileza de LD

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