martes, julio 25, 2006

El modelo bolivariano de Bolivia es africano

martes 25 de julio de 2006
IBEROAMÉRICA
El modelo bolivariano de Bolivia es africano
Por Porfirio Cristaldo Ayala
Ninguno de los baluartes del estatismo sudamericano había hasta ahora imitado el modelo que mejor se adecua a sus principios: el de Zimbabue. Bolivia lo está haciendo, a la manera del socialismo del siglo XXI. Evo Morales no es una copia de Robert Mugabe, presidente de Zimbabue, pero tienen ideologías similares: ambos odian la libertad individual, la propiedad privada y el capitalismo. Ambos defienden reivindicaciones raciales y se creen nacionalistas, agraristas y patriotas.
Zimbabue, antes llamada Rhodesia del Sur, fue un éxito, y se pensaba que sería una de las pocas naciones africanas próximas a salir del ancestral atraso. Las reformas instrumentadas mejoraron la educación, disminuyeron la criminalidad, modernizaron la infraestructura, diversificaron la producción e impulsaron un alto crecimiento económico. La fuente de su desarrollo era la agricultura empresarial de unas 4.500 haciendas de productores de raza blanca, detestados por Mugabe. Similares sentimientos son compartidos por Morales en Bolivia.

Mugabe, ex guerrillero marxista, fue elegido primer ministro en 1980, y cambió la Constitución en 1987 para convertirse en presidente, cargo que todavía desempeña. En el año 2000 Mugabe relegó las reformas e inició una serie de políticas estatistas y nacionalistas que llevaron su país a un colapso económico vertiginoso y devastador. La inversión desapareció, y cincuenta años de progreso se derrumbaron en cinco. La expectativa de vida cayó de 56 años (1993) a 30 (2005). Entre las políticas causantes de la debacle la más nociva fue el atropello a los derechos de propiedad que dio origen a la reforma agraria, parecida a la que pretende impulsar Morales.

El presidente Mugabe, al igual que Morales, Chávez y Castro, desprecia intensamente la propiedad, sin comprender que se trata de una institución esencial para el bienestar de los pueblos. A finales de 1990 Mugabe decidió que Zimbabue requería una "profunda" reforma agraria para hacer justicia a los campesinos, modernizar la agricultura y mejorar la productividad. Más de 800.000 campesinos negros sin tierra vivían en campos comunales desgastados con cultivos de supervivencia, en tanto que los agricultores blancos prosperaban con el cultivo masivo de tabaco, maíz y algodón.

En Zimbabue se confiscaron miles de propiedades agrícolas a empresarios blancos, lo que provocó el desplome de la producción agrícola y la destrucción de numerosos empleos. Los propietarios no fueron indemnizados como exige la ley porque para Mugabe las tierras habían sido "robadas" a los campesinos negros en tiempos de la colonia. Pero las tierras no fueron repartidas a los campesinos, sino a los partidarios políticos de Mugabe. Los títulos de propiedad se declararon nulos y desapareció el crédito agrícola.

Mugabe, enemigo acérrimo del "neoliberalismo", aplicó todas las políticas estatistas que encontró. Para financiar un gasto público deficitario dispuso la impresión de billetes, lo que desató una hiperinflación de más del 600%. Los precios subieron por las nubes, y el Gobierno procedió a fijar precios máximos para todos los bienes, incluso para los pañales desechables, lo que originó una terrible escasez. Asimismo, fijó el tipo de cambio en los 55 dólares zimbabuenses por dólar americano, aunque el valor de mercado del primero es de 150.000 por dólar. También confiscó alimentos. La economía se paralizó y el desempleo alcanzó el 80%; más de dos millones de ciudadanos desesperados han emigrado.

La importancia fundamental de contar con sólidos derechos de propiedad en todos los sectores se evidencia en el hecho de que, si bien la agricultura sólo representaba el 18% de la economía de Zimbabue, su ruina causó el derrumbe de toda la economía. La inseguridad jurídica creada por la violencia y las confiscaciones de la reforma agraria se extendieron al comercio, la industria, los servicios y la inversión, lo que paralizó la economía y generalizó la miseria.

Las políticas nacionalistas y racistas de Evo Morales, como la nacionalización de hidrocarburos y servicios públicos, la reforma agraria, la violación de la propiedad, el irrespeto de contratos firmados con empresas multinacionales y la persecución a los ricos blancos, conducen ineludiblemente a la ruina y la miseria extrema, como nos ha demostrado la historia reciente de Zimbabue. En Bolivia el colapso tardará un poco más, debido al aumento de los ingresos fiscales tras la confiscación del gas, pero el camino trazado por Morales conduce inexorablemente al tipo de miseria sufrida por los cubanos desde hace más de cuatro décadas.


© AIPE
Porfirio Cristaldo Ayala, corresponsal de la agencia AIPE en Paraguay y presidente del Foro Libertario.

Gentileza de LD

No hay comentarios: