jueves, julio 27, 2006

Caridad versus filantropia

jueves 27 de julio de 2006
DIFERENTES FORMAS DE COMPASIÓN
Caridad versus filantropía
Por Karen Woods
El plan de Warren E. Buffett de transferir 31.000 millones de dólares de su fortuna a la Fundación Bill & Melinda Gates conlleva en sí el potencial de lograr muchas cosas buenas, fundamentalmente en los campos de la sanidad y la educación que son en los que se especializa Gates. Pero no perdamos de vista que hay diferencias entre la enorme cantidad de pequeñas donaciones caritativas como las que hacen la mayoría de los americanos cada año y el regalo de Buffet que constituye la clásica filantropía tipo gran fundación.
La filantropía, con todas sus buenas intenciones, no implica necesariamente un nexo personal con la persona necesitada, aunque puede ser así y a veces lo es. La filantropía es algo más institucional, de amplio espectro, el primo de la caridad, la cual representa el nexo personal y directo con los necesitados. Andrew Carnegie construyó cientos de bibliotecas con la fortuna que amasó en la industria del acero; eso es filantropía. La tía Evelyn, voluntaria en el hospicio de la iglesia del barrio y que dona de forma anónima 150 dólares anualmente para este servicio, es un ejemplo de caridad.
El año pasado, los americanos donaron más de 260.000 millones de dólares a miles de asociaciones benéficas, instituciones filantrópicas, iglesias, fondos de ayuda en caso de desastres y una multitud de otros proyectos de bienestar. Las donaciones personales corresponden al 76% de todo ese dinero, o sea, 199.000 millones de dólares, según la Giving USA Foundation. En comparación, los fondos que las grandes fundaciones ofrecieron en 2005 llegaron a 30.000 millones de dólares, una suma que aumentará considerablemente según vaya haciéndose efectiva la gradual transferencia monetaria de Buffet a Gates.
Ese enfoque institucional a la filantropía que Buffett prefiere encaja bien con su carácter y su enfoque práctico para invertir. En una entrevista para la revista Fortune, Buffett decía: "No creo haber nacido para filántropo... La información sobre la filantropía llega muy lentamente y eso me fastidia. Tendría que estar demasiado involucrado con mucha gente con la que no querría tener que involucrarme y oír más opiniones de las que me gustaría".
Claro, a veces uno tiene que escuchar cosas increíbles cuando está tratando de mejorar el mundo. Si el método a distancia de Buffet logra conseguir resultados positivos en la cura de enfermedades, el fin de la pobreza y para hacer del mundo un lugar mejor, entonces debería ser elogiado con todo merecimiento. Pero alguien va a tener que acercarse lo suficiente al problema (a menudo hay problemas a resolver personalmente) donde se debe lidiar no sólo con opiniones sino con gente que tiene nombre y rostro.
Con demasiada frecuencia, la atención que se pone en las grandes donaciones hace sombra a esas asociaciones benéficas que no sólo persiguen aliviar de forma significativa la necesidad y la pobreza sino que buscan lograr a largo plazo la autosuficiencia y poder vincular nuevamente a la persona que ayudan con su comunidad. El 46% de las organizaciones sin fines de lucro ni siquiera llegan al presupuesto anual de 25.000 dólares exigido para presentar declaración de impuestos. Pero así es la caridad. Y tiene el valor añadido de que establece una relación personal entre quien tiene los recursos y quien tiene la necesidad. Y la mayor parte de ese trabajo caritativo se desarrolla con pequeños programas comunales, frecuentemente con motivación religiosa y sin depender del gobierno omnipresente.
Para ser justos con Buffett diremos que su filantropía anterior se ha dirigido a pequeños grupos a través de pequeñas contribuciones. Mucho de ello ha pasado a través de fundaciones familiares. En una carta a su hijo Howard, Buffett identifica los principios guía que le han servido para desarrollar sus negocios y su filantropía:
Un par de ideas (aunque no directrices): Pon tu atención en los nuevos fondos y tu energía en relativamente pocas actividades con las que (tu fundación) HGB pueda marcar una diferencia importante. Concentra tus recursos en necesidades que no puedan resolverse sin tu esfuerzo. En cambio, evita hacer pequeñas contribuciones a multitud de actividades que valen la pena pero que posiblemente tienen donantes y que probablemente seguirían funcionando sin tu aportación. Toma en consideración la posibilidad de trabajar con tus hermanos en proyectos importantes. Préstale atención a la comunidad en la que vives pero ten la mente abierta. Evalúa los programas por la forma en que encajan con tus metas y sus oportunidades de que tengan éxito, no por quien te lo haya pedido. Cuenta con que cometerás algunos errores; no se puede lograr nada importante si sólo tomas decisiones "seguras".
Con respecto a la Fundación Gates, valoremos la filantropía sin precedentes de Buffett por lo que es: un regalo que conlleva un potencial inmenso para hacer el bien. Y me apresuro a añadir que es también uno de los muchos frutos del sistema de libre mercado que, a veces, produce una riqueza inimaginable para algunas personas que pueden decidir libremente cómo usarla, si para bien o para mal del mundo. Debemos tener la esperanza de que los usos moralmente buenos del dinero de Gates y Buffett –sanidad y educación– pongan énfasis en la exclusión de causas moralmente objetables –aborto y control de la población– hacia donde algunas veces se han dirigido anteriormente.Con el dinero que le da a Gates, Buffett se une a las filas de los grandes filántropos de Estados Unidos. Es su prerrogativa si no quiere que le molesten con opiniones o tener que ver a alguien necesitado. Pero alegrémonos de que también haya una tradición caritativa que trabaja en el terreno en la amplia mayoría de las donaciones de este país. Nos hace falta tanto lo micro como lo macro.Karen Woods es Directora del Centro de Compasión Efectiva del Instituto Acton en Grand Rapids, Míchigan.
* Traducción por Miryam Lindberg del artículo original.

Gentileza de LD

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