lunes, mayo 29, 2006

Mentira y poder

martes 30 de mayo de 2006
Mentira y poder
Ignacio San Miguel
J EAN-FRANÇOIS REVEL, recientemente fallecido, decía que el motor que mueve el mundo es la mentira. Desgraciadamente, parece que tenía razón, en gran parte por lo menos. Había de acertar, sin duda, si se hubiera referido a la España de los tiempos actuales, con una opinión pública tan mediatizada por el Poder, el cual está lejos de sentir fuertes impulsos de decir la verdad. Javier Pérez Royo, en “El País” del 20 de Mayo, acusa al Partido Popular de reaccionar desmesuradamente ante el eslogan del Partido Socialista Catalán para el próximo referendo: “El PP utilizará tu “no” contra Cataluña.” Como se sabe, Ángel Acebes anunció acciones legales por la vía penal, civil y electoral contra el PSC. Javier Pérez Royo finge sorpresa. Según él, el Partido Socialista no ha hecho más que “darle la vuelta al argumento que viene utilizando machaconamente el PP desde que se aprobó el Estatuto en Cataluña. Según él, el PP se ha pasado nueve meses repitiendo por toda España que el Estatuto es malo para Cataluña, que el “sí” al Estatuto es malo para Cataluña. ¿Por qué no puede decir el PSC una vez que el “no” es malo para Cataluña, que el PP utilizará el “no” en el referendum contra Cataluña? Pérez Royo hace una equiparación capciosa, falsa, mentirosa. Miente con la tranquilidad que le da el ser un emisario del Poder. No es posible hacer tal equiparación. Son dos actitudes esencialmente distintas. El eslogan de la campaña socialista implica necesariamente que el PP es enemigo de Cataluña. Porque “utilizar el no contra Cataluña” no puede significar otra cosa que eso: que se es enemigo de Cataluña. El Partido Popular no ha dicho ni sugerido nunca tal cosa del Partido Socialista. Ha repetido una y otra vez que el Estatuto va a ser malo para Cataluña, pero no ha acusado a los socialistas de ir contra Cataluña, de ser sus enemigos. Lo más que podría deducirse de su postura es que el PSC estaba cometiendo un error. Y entre equivocarse al defender un Estatuto de una Autonomía, o utilizar la derrota de este Estatuto para perjudicar a la Autonomía, por ser enemigos de ella, hay un abismo. Se trata de una diferencia sustancial. Muchas personas, al leer el artículo citado, no apreciarán esta diferencia; no porque sean poco inteligentes, sino porque no tienen ni tiempo ni ganas de hacer esos distingos, es decir, en gran parte por apatía. Así que admitirán como buenos los razonamientos de Pérez Royo. Y así es como se van inoculando en las mentes determinadas tendencias. La situación del Partido Popular en Cataluña es el resultado. No siempre las mentiras son tan sutiles, ni van contra el Partido Popular, aunque generalmente es el objeto preferente de las mismas, ya que es el partido que les disputa el Poder a los socialistas. En Cataluña, sin duda, éstos y los nacionalistas han tenido éxito, pues la posición del PP es de literal acorralamiento. El prejuicio sostenido por algunos de que los catalanes son más listos, más sagaces, que el resto de los españoles no se ve confirmado por los hechos, sobre todo en el plano político. Sólo una sociedad muy mansurrona puede seguir tan dócilmente los dictados de una Prensa y una televisión nacionalistas e izquierdistas. Que una político del PP vaya a dar una conferencia a Universidad catalana y casi lo linchen no es una demostración de inteligencia precisamente. Esto se consigue mediante el goteo de mentiras, unas flagrantes, otras sutiles, que van haciendo mella en las mentes no capaces de buen discernimiento. Una mentira burda fue la de la agresión al entonces ministro Bono en una manifestación antiterrorista. La mentira de Bono causó la detención ilegal de dos miembros del PP. Hace unas semanas la Audiencia Provincial de Madrid condenó a los policías y exoneró a los militantes del PP. Otra mentira, ésta más sutil, es la que están propagando ahora miembros del Partido Socialista sobre el cobro de comisiones por parte de Eduardo Zaplana en la construcción de “Terra Mítica”. Todo quedará en nada, pues los endebles indicios tienen como base unas presuntas conversaciones de un contratista que, por su parte, niega haberlas tenido y acusa a los socialistas de intento de soborno. Pero se habrá cumplido la norma leninista: “Difama, que algo queda.” Las mentiras burdas y las mentiras sutiles se ayudan. Las mentes son preparadas con dialécticas como las de Pérez Royo, y poco a poco se hacen proclives a la admisión de mentiras de más grueso calado. Las mentes de gran parte de los catalanes han sido condicionadas para pensar que el Partido Popular representa el más feroz anticatalanismo. Este entramado de mentiras surge como floración natural del terreno propicio que representa la apatía de gran parte del pueblo. El Poder cuenta con esa apatía como su más firme aliado. Su seguridad a la hora de mentir, su desparpajo, nacen de ahí. Difícilmente se puede encontrar mayor desfachatez que la forma en que se aseguraba desde el Gobierno que no había ni había habido ningún diálogo con ETA. Así lo manifestaban hasta hace poco tiempo. Ahora resulta que estaban en tratos desde hace tres o cuatro años. Pero quedar al descubierto no les preocupa ni poco ni mucho, pues cuentan con la apatía citada. Podemos esperar cualquier cosa del llamado “proceso de paz”. Rodríguez hará las concesiones que haya que hacer (que se haya comprometido a hacer), contando siempre como su mejor aliado con la pasividad de la mayor parte del pueblo español. Se harán las concesiones, pese a las manifestaciones mentirosas en contrario. Al Partido Popular le tocará en este caso representar el papel de “enemigo de la paz” y “enemigo de Euskadi”. La mentira tendrá de nuevo su turno.

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