martes, mayo 30, 2006

El fascismo ajeno como coartada

miercoles 31 de mayo de 2006
IZQUIERDA LIBERAL
El fascismo ajeno como coartada
Por Antonio Robles
Cada vez es más difícil comprender qué pasa en Cataluña si no se recurre a la patología psicosocial. Si se hace se entiende casi todo. Pero entonces te faltan datos empíricos para demostrar lo evidente. Siempre ha sido así con las ciencias de la mente y las sociedades. Pero hoy aportaré un dato contundente, clarificador.
El pasado jueves, 25 de mayo, los de Ciudadanos de Cataluña tenían previsto dar una conferencia en la Universidad Autónoma de Barcelona contra el Estatuto, pero unos 70 estudiantes independentistas les boicotearon. Hasta aquí nada nuevo: son ya muy comunes las agresiones de matones nacionalistas contra la libertad de pensamiento y expresión en Cataluña, especialmente en sus universidades. Boadella, Fernando Savater, Vidal-Quadras, Gotzone Mora, Jon Juaristi, Francesc de Carreras, Arcadi Espada, Paco Caja… han sufrido ya sus bravatas. Lo nuevo es la forma como les agredieron en esa ocasión. Les cuento.

En Cataluña se da la fea costumbre de criminalizar a las personas para descalificar las ideas. La más generalizada es utilizar insultos políticos muy satanizados, que actúan como el zotal. "Facha", "españolista", "lerrouxista", "franquista" y "pepero" son de uso corriente. Con esos sencillos artilugios cualquiera se puede merendar un argumento ilustrado en un periquete. Es tan abusivo ese insecticida de ideas y personas que se puede utilizar para cualquier cosa. El resultado está muy contrastado. Y además no cuesta nada adquirirlo: cualquier idiota puede dominarlo por imitación.

Sólo tiene una pega: con el tiempo, su eficacia contra determinadas personas y colectivos ha empezado a fracasar, porque hace ya muchos años que en Cataluña no hay ciudadanos como los que describen los insultos. Es verdad que su uso aguanta muchos lavados, pero ni los discursos ni las actitudes de asociaciones como Tolerancia y Ciudadanos de Cataluña o personas como Francesc de Carreras o Albert Boadella, por poner sólo cuatro ejemplos, son fáciles de ensuciar con tan rústicos artilugios de la manipulación.

De ahí que nuestros jóvenes independentistas hayan de recurrir a vestirse ellos mismos de falangistas para proyectar en los demócratas el veneno del fascismo. Me explico. La conferencia estaba prevista para las 12 de la mañana, en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UAB. Bajo el título irónico de "¿Es posible votar sí desde la izquierda al Estatut?", Pedro Gómez, de la corriente crítica del PSC "Socialista en Positivo", Ángel de la Fuente, investigador del CSIC y miembro de Ciudadanos de Cataluña, y Joaquim Maria Molins, catedrático de Ciencias Políticas, pretendían argumentar su imposibilidad. Pero un grupo de 70 boicoteadores les obligaron a desplazarla de hora y lugar, al rectorado de la misma universidad.

Las pintadas de "Fora feixistes", "Ciutadans de Catalunya Fora de la UAB", "Ciutadans de Catalunya prou lerrouxisme", el arranque de todos los carteles que anunciaban el acto y la actitud agresiva de los boicoteadores llevaron a los servicios de seguridad a recomendar su traslado. Accedieron. Les sirvió de poco. Los jóvenes independentistas pronto estarían con toda su parafernalia en el propio rectorado. Es lo que tiene ser estudiante universitario independentista: como no tienen necesidad de estudiar para eso, disponen de todo el tiempo del mundo para jorobar a los demás.

A lo que iba: allí se presentaron, con toda la farfolla fascista de los años 40. Vestidos de falangistas, con gafas de sol ahumadas tipo Pinochet, banderas españolas pintadas con un estúpido pollo a modo de águila imperial y unos cuantos carteles alusivos a la agresión a Cataluña y a la lengua catalana, boicotearon y amenazaron a los conferenciantes mientras sacaban fotos de sus rostros con ánimo intimidatorio (me he quedado con tu rostro, forastero). En el colmo del esperpento, cantaron el "Cara al sol" enterito, sin dejarse ninguna estrofa, como constató Pedro Gómez.

Veamos, aquí está el dato. Seguro que ninguno de los conferenciantes podría decir un verso seguido de esa canción fascista, pero ellos la sabían de corrido. Ninguno de los no nacionalistas fue jamás falangista, y sus ideologías son de izquierdas, liberales y progresistas. Todos los asistentes son personas demócratas a carta cabal, precisamente por eso estaban allí. Pero estos niños bien del independentismo estaban empeñados en otorgarles una imagen franquista, aunque para ello tuvieran que hacer ellos de fascistas.

Es patético el adoquinado cerebral que tienen. Combaten a fantasmas que murieron en el 75, si no antes. No pueden procesar que aquellos que no son nacionalistas, que no piensan como ellos, son personas normales, demócratas, si cabe más que ellos. De tanto mamar propaganda nacionalista andan atolondrados, en busca de espectros franquistas para justificar su intolerancia. Viven de clichés que les han dado en la escuela maestros que dejaron de leer en el 75, medios de comunicación nacionalistas que viven de revivir fotos descoloridas de un pasado que sufrieron otros. No saben historia, no quieren ver ni mirar lo inmediato, se creen lo que están dispuestos a creer, niegan la realidad, están enfermos de nacionalismo. Son una secta.

Pero no crean, esto no ha pasado porque sí. Ellos son los menos culpables. Me vuelvo a explicar. Entre las pancartas había una paradigmática: "¡Carod Rovira, enano, habla castellano!". Síganme. En 1992 comenzó una rebelión contra el nacionalismo que las circunstancias y los medios de comunicación ocultaron durante años, hasta la irrupción de Ciudadanos de Cataluña. Un año después, una asociación de madres denominada Cadeca fue a Madrid para presentar al Defensor del Pueblo una queja contra la inmersión lingüística. Durante todo ese año de 1993 se hicieron múltiples actos reivindicativos, y denunciaron de mil formas distintas el atropello a sus hijos. No sólo esa asociación, también Tolerancia, Cervantina, etcétera.

Entre sus actividades estaban las pintadas. Se llegaron a hacer cientos de ellas, sobre todo en Barcelona y en su cinturón industrial. Ninguna insultante para el catalán o para Cataluña, entre otras cosas porque los activistas de estas asociaciones cuidaban y votaban cada uno de los eslóganes. Un principio que presidía su creación y difusión era, precisamente, que fueran respetuosos con las ideas, las personas y los edificios históricos. En ningún caso debían descalificar nada ni a nadie, especialmente al idioma catalán y su defensa. La razón era de coherencia democrática: mal podrían defenderse los derechos lingüísticos de los castellanohablantes si se actuaba con el mismo sectarismo con que el nacionalismo pretendía desacreditarlos.

Las pintadas fueron muchas: "La escuela nos borra el idioma", "Defiende tu lengua, es lo normal", "En castellano también, por favor", "Dos mejor que una", "Bilingüismo", "Libertad lingüística", "Sociedad bilingüe, instituciones bilingües", etcétera. Sin embargo, un hecho ajeno a todo este activismo en defensa de los derechos lingüísticos de los castellanohablantes, manipulado por el nacionalismo, se ha quedado como el buque insignia de sus insultos. Ocurrió en una de las ocasiones en que Cadeca se trasladó a Madrid para presentar sus quejas al Defensor del Pueblo.

A la llegada a la capital de España, las madres de Cadeca se encontraron en las inmediaciones de la institución con la siguiente pintada: "Pujol, enano, habla castellano". Era una, sólo una, y nadie de Cadeca la había hecho. Se supo más tarde que habían sido tres seguidores de Ynestrillas, españolistas afincados en Madrid que nada tenían que ver con las madres en defensa de la enseñanza en castellano para sus hijos y que aprovecharon su llegada a la capital para pescar peces en río revuelto. Pero Manuel Vázquez Montalbán, ese gran fraude, lo recogió en uno de sus artículos en el diario El País.

Podía haber aprovechado la ocasión para denunciar el atropello a la lengua materna de unos niños catalanes, pero prefirió joder. Mira que había tenido tiempo y oportunidad de escribir sobre la cuestión, y de resaltar pintadas como las descritas unas líneas más arriba; pero no: esos eslóganes no se podían demonizar, ni las reivindicaciones de las madres satanizar. Era preciso encontrar un eslogan que conectase con la propaganda victimista del nacionalismo. Era preciso volver con la murga esa de que la defensa de los derechos de los castellanohablantes era en realidad una tapadera para hacer desaparecer de la historia el catalán.

Personajes como Manolo, el charnego comunista, son los verdaderos culpables del triunfo del nacionalismo. Él y otros muchos como él que iban por la vida de internacionalistas no nacionalistas fueron, son, sus tontos útiles. Su silencio o su colaboración han sido y son letales para los derechos de los ciudadanos no nacionalistas.

Desde entonces, la prensa catalana desempolva intermitentemente el sucio eslogan para desacreditar la lucha en defensa de los derechos de los castellanohablantes. Tenían docenas de eslóganes, mas nunca los sacaron, siguen ocultándolos; forzamos múltiples acontecimientos, reivindicamos derechos, pero fueron silenciados. En una palabra: lo real se sacrificó al interés nacional. Así se escribe la historia de Cataluña.

Pues bien, el jueves, en la Universidad Autónoma de Barcelona, se volvió a recurrir al dichoso eslogan, pero como los conferenciantes están a años luz de tales actitudes, fueron los propios independentistas quienes pintaron y portaron pancartas con ese eslogan, para atribuírselo a los no nacionalistas. Con todo el descaro del mundo. No hay siquiera engaño o confusión. Escenifican ellos mismos la atmósfera fascistoide que pretenden denunciar para poder seguir sintiéndose víctimas. Aunque sea de cartón piedra. Necesitan sangre fascista frente a sí para calmar su mala conciencia. Aunque como el mecanismo da réditos electorales, cambiaron a Pujol por Carod Rovira. Aquí el que no corre, vuela.

Este mecanismo de defensa se describe en psicología con el nombre de "proyección". Consiste en atribuir los propios impulsos que producen ansiedad o rechazo a alguien o algo, para tranquilizar el propio ánimo. Se ve, por ejemplo, claramente ese comportamiento en el hombre celoso que, sintiéndose culpable por no ser fiel a su esposa, la acusa de infidelidad. Es un mecanismo para soportar la mala conciencia.

De igual modo, estos cachorros nacionalistas, ante la imposibilidad de encontrar entre los no nacionalistas comportamientos antidemocráticos, les fabrican una imagen franquista. Para poder soportar su propio fascismo.

No se dan cuenta de lo evidente: la España que les vendieron ya no existe, y aquí, ahora, los únicos franquistas que quedan son ellos.

Desgraciadamente, este comportamiento dirige hoy desde el poder la realidad social y política en Cataluña, pero afortunadamente no son la mayoría del pueblo catalán. La mayoría de catalanes son ciudadanos laboriosos y demócratas. Sería lamentable que se acabara instalando en la percepción del resto de españoles la identificación nacional-catalanismo = catalán. Y no lo es, como falso era identificar la ideología totalitaria franquista con todos los españoles o con España. Pero en ambos casos se logró identificar y confundir desde el poder España y franquismo, como se ha logrado en Cataluña identificar a ésta con el nacionalismo o el catalanismo.

Por ello, es hora de ser escrupulosos con el lenguaje: cuando quieran referirse al nacionalismo o al catalanismo digan "los nacionalistas catalanes", nunca "los catalanes". Y aunque los nacional-catalanistas tengan el mismo derecho a ser que el resto de los ciudadanos de Cataluña, sólo son una ideología, como sólo una ideología fue el franquismo.


antoniorobles1789@hotmail.com

Gentileza de LD

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