martes, abril 25, 2006

El estatuto del mono

miercoles 26 de abril de 2006
El Estatuto del Mono

ANTONIO BURGOS
PROGRESAMOS. Ya hay un mono que, sin darle leña alguna, habla catalán. Se llama Awali. Gorila. Como los zapatos irrompibles de la pelotita verde que nos compraban nuestras madres. Awali ocupa en el zoo de Barcelona la plaza vacante por deceso del famoso Copito de Nieve. Tiene a su disposición fornicatoria a cuatro hembras sexys y complacientes: Coco, Yangú, Batanga y Muni. Awali es, más o menos, como los jugadores que ficha el Barsa. Nació en 1993 en Amsterdam: vamos, paisano de Cruyff. Estuvo antes en Sttutgart y en Paington (Gran Bretaña). Lugares donde sus cuidadores le hablaban en una lengua minoritaria, con la que apenas se expresan el Príncipe Carlos y Los Beatles: el inglés. Ese dialecto minoritario en el que Shakespeare se hizo con la calavera un lío, si SER o no SER, que parece el EGM de la radio más que «Hamlet».Bendita la hora en que Awali llegó al zoo de Barcelona, porque sólo así y allí pudo comenzar su proceso de normalización lingüística. A Awali empezaron inmediatamente a hablarle en catalán porque la Generalidad multa a los cuidadores de gorilas que no chamullen la lengua del imperio. Awali ha hecho grandísimos progresos en la lengua de Espriu. Awali comprende perfectamente los informativos de Tele Maragall y hasta exige por las mañanas que, junto con la ración de plátanos del desayuno, le lleven el «Avui». Se bebe los editoriales. «Aprenderá catalán más rápido que muchos futbolistas», ha dicho rebosante de satisfacción Jordi Portabella, quien ha anunciado que Awali ya entiende todas las órdenes en catalán.Es decir, que Awali ha llegado al Nivel Zapatero en el conocimiento de la por otra parte hermosísima lengua: entender las órdenes en catalán. Y obedecerlas. Desde que lo metieron en la jaula dorada de La Moncloa, Zapatero, como Awali, ha hecho grandes progresos en el conocimiento del catalán. Lo entiende mucho mejor que Ronaldinho. Zapatero entiende todas las órdenes en catalán que le dan. Entendió perfectamente las órdenes en catalán que le dio Carod Rovira, tras entrevistarse con los asesinos de la ETA en Perpiñán. Entendió perfectamente las órdenes en catalán que le dio Artur Mas en la noche en que resucitó un Estatuto que estaba amorcillado, buscando las tablas, a punto de echarse. No se olvide que al Estatuto catalán lo levantó el puntillero, y que el puntillero fue Zapatero, quien no solamente entiende perfectamente todas las órdenes que le dan en catalán, sino que las lleva a la práctica sumisamente.Tras lo de Awali, pues, no me extraña que llegue al Congreso el Proyecto Gran Simio para la inclusión inmediata de estos animales en la categoría de personas y que se les otorgue la protección legal de la que actualmente sólo gozan los seres humanos. Es lo menos que se podía esperar: a ver si se aprueba pronto el Estatuto del Mono. Será de gran utilidad ante los desastres nacionales que se avecinan. Por ejemplo, quien viva en Barcelona, defienda la Constitución y quiera que sus hijos aprendan castellano en la escuela, sólo alcanzará la libertad y le serán reconocidos sus derechos humanos fundamentales si se acoge al fuero de sagrado del Estatuto del Mono. Los navarros tendrán preservados todos sus derechos frente al imperialismo separatista vascongado, acogiéndose al Estatuto del Mono. Todos, de mayores, querremos ser simios, para que nos reconozcan los derechos humanos que hoy por hoy se nos niegan. Como andaluz, me pido Estatuto del Mono en vez de la realidad nacional, y exijo la inmediata anexión de los macacos de Gibraltar.Mas en punto al Estatuto del Mono, lo que nadie me quita de la cabeza es el nepotismo, cuando miro a Rubalcaba y pienso en la etiqueta del Anís del Mono, donde el simio proclama, probablemente acerca de Zapatero: «Es el mejor. La Ciencia lo dice y yo no miento».

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